«El avance viene de la capacidad de ponerse de acuerdo. Las asociaciones juegan un papel importante»
Durante la XXXV Feria Internacional del Juego tuvimos la oportunidad de conversar con Jaume Bisbal, Director Comercial de GiGames desde hace tres años. Como catalán que ha trabajado en otros sectores pensamos que su visión del mundo del juego en Andalucía resultaría interesante, y lo cierto es que no nos defraudó.
Comenzamos preguntándole por la visión que de los andaluces tienen más allá de Despeñaperros, y nos confirma lo que sabemos: «Los estereotipos existen», aunque inmediatamente después aclara que «trabajando desaparecen». Y es que el dinero no entiende de tópicos.
Ya que estamos metidos en temas laborales, aprovechamos para conocer cuál es su opinión sobre el momento que vive el sector en nuestra comunidad y, no sin antes meditarlo nos cuenta que «algunas zonas de España están más avanzadas que otras, pero es una cuestión temporal. Los problemas son siempre los mismos, surjan antes o después (…) Andalucía no está en los vagones delanteros, pero estamos muy contentos con el trabajo que realizan los operadores allí».
Sin embargo, nosotros queremos saber por qué nuestra comunidad no está entre las primeras, así que le pedimos que nos dé su diagnóstico: «El avance viene de la capacidad de ponerse de acuerdo. Las asociaciones juegan un papel importante»; sorprendidos por ser la primera persona que no hace referencia a la administración, le comentamos que si la legislación podría tener que ver: «Seguramente. Pero las administraciones necesitan que alguien les diga lo que tienen que hacer».
Aunque Jaume Bisbal se define como un recién llegado, tiene una opinión bastante concreta sobre la evolución del juego desde el punto de vista empresarial: «En este sector se ha ganado mucho dinero, pero también ha habido mucho despilfarro. La crisis ha racionalizado mucho todos los comportamientos. Ha habido cambios, va a haber más, pero la línea es sólo hacia la profesionalización. Ahora hay que trabajarlo todo más».
Poco a poco, lo que comienza como una disertación sobre la(s) causa(s) de las distintas velocidades de las comunidades autónomas deriva en una distendida conversación, en la que nos enteramos de que no come a mediodía desde hace años. Y resulta que la causa está muy cerca de nosotros, en Málaga: «Trabajando con Yamaha pasaba mucho tiempo en Málaga. Gracias a los finos y a las porras antequeranas, riquísimas por cierto, no he vuelto a comer a medio día. Mi cuerpo dijo basta, fue una cuestión de supervivencia».
Capaz de hablar de fútbol, de política y de su historia laboral con la misma mesura, da la impresión de que todas sus afirmaciones son fruto de la reflexión. Da la impresión de que ve la viga en el ojo propio en primer lugar, y tras cerciorarse de que esta ha desaparecido, trabaja para eliminar la paja en el ojo ajeno. Hasta la afición a un equipo de fútbol parece en él un acto voluntario; no deja de resultar paradójico que actualmente Jaume trabaje en el sector del azar.