El 11 de junio GiGames organizó en Málaga una velada para mostrar las bondades de su último producto: la máquina Atlántida. Podríamos contar las características de la recién estrenada máquina, o detenernos a analizar cuál es la posición actual de Novamatic en el mercado español; pero eso ya lo hacen, y muy bien por cierto, los empleados del departamento comercial de GiGames y, por qué no decirlo, otras publicaciones. Así que vamos a centrarnos a analizar la naturaleza de este tipo de eventos, que sí que es lo nuestro.
Cuando nos presentamos como prensa en el acto de presentación, lo cierto es que nos llamó la atención la informalidad de la reunión; acostumbrados a ferias y exposiciones, el hecho de presentar -y vender- un producto mediante un almuerzo en un mesón, choca; pero también nos alegró, porque es la prueba definitiva de lo que venimos defendiendo desde la fundación misma de este magazine: que algo está cambiando en el sector. Las presentaciones ceremoniosas anquilosadas en los años 80, que parecían ruedas de prensa donde con sólo cambiar dos cuadros lo mismo podías vender una flota de camiones que una máquina recreativa están dando paso a charlas alrededor de comida y una botella de vino, en las que casi todo el mundo se llama por su nombre de pila y se habla desde la confianza. Es una forma de hacer negocio que ya había llegado a otros sectores pero que el juego se resistía a adoptar. Y es que el cambio hacia la normalidad -no ya normalización, que eso está superado- es necesario.
Aprovechamos para hablar con algunos operadores allí presentes, cuyas entrevistas se irán publicando a lo largo de las próximas semanas; pero adelantamos que todos coincidieron que este tipo de presentaciones son bastante más interesantes que las que se llevan haciendo hasta la fecha. Uno de los artículos promocionales que GiGames ha escogido para publicitar su última máquina es un cómic de tirada limitada a 500 ejemplares, dibujado por artistas de la Marvel (casi nada) en la que enseñan los minijuegos de la recreativa. Eso es una declaración de intenciones, sin duda. Podrían haber regalado un alfiler de corbata, pero que yo recuerde, nadie llevaba.
(Entra aquí para leer la charla que mantuvimos con Jaume Bisbal, director comercial de Gigames)