Hermanos Blanco

«El futuro es incierto; desde luego, pasa por asociarse»

José y Paco Blanco, más conocidos como los hermanos Blanco, son los dueños de la empresa dedicada al mundo del recreativo que desde 1989 funciona en Córdoba. Distribuyen, operan… como bien reza su lema, trabajan «con cualquier cosa que se trague una moneda». La historia de cómo han llegado a ser lo que son dentro del mundo del juego andaluz es lo que nos contaron hace unos días, cuando tuvimos la oportunidad de ir a las oficinas que poseen en la capital del cordobesa.

Es Francisco Blanco quien nos lleva en su coche particular, José nos espera ya en su despacho. Nos invitan a tomar asiento con su ya clásica y sempiterna sonrisa, y la conversación comienza a fluir: «[José] Empecé en el  año 68 ó 70, cuando compré una maquina que conocíamos como cañoncito, fabricadas en Barcelona. Me costó 3.000 pesetas, un sueldo. Sería de 3ª o 5ª mano. Tenía pluriempleo, conocía el tema porque uno de los trabajos era limpiar máquinas.» “Paco” no tarda en participar: «[Paco] El empezó primero porque es el mayor [Risas]. Yo soy electricista; mi hermano me dijo que probase a trabajar con ellos, y mira, al final me quedé. Trabajábamos para Pérez y Consuegra».

José entonces decidió gastarse los ahorros que tenía preparados para celebrar su boda en un pinball, suponemos que cierta polémica -por decirlo suave- habría con la familia: «[Pepe] Me costó unas 30.000 pesetas de la época. Piensa que una máquina buena, en buen sitio, recaudaba cuatro o cinco mil pesetas. La mitad era para el dueño del bar. Imagínate lo que se tardaba en amortizar una máquina de esas». Pero lo cierto es que la decisión no fue mala, y como prueba, la empresa que 26 años después sigue siendo rentable.

En un momento dado sus jefes les proponen comprar una pequeña explotación de unas 20 máquinas. Ellos aceptan, y mantienen, además, el empleo por cuenta ajena. Trabajan a destajo, 16 horas al día, siete días a la semana: «Nos levantábamos a las cinco de la mañana, y empezábamos a limpiar y arreglar nuestras propias máquinas; luego teníamos que cumplir con el jefe, claro, eso era fijo. Y después, por la tarde, seguíamos con lo
nuestro hasta medianoche como poco». Es una historia común entre casi todos los empresarios de su época. No cabe preguntarse dónde reside su éxito; no tiene sentido achacarlo a la suerte, o al don innato que algunos tienen para detectar las oportunidades de negocio. El origen del éxito es el esfuerzo y el sacrificio, esa es la base de todo. Siempre.

Pero esforzarse no es garantía de éxito (no hacerlo, sin embargo, asegura el fracaso). Ellos supieron ver a tiempo que la única forma de seguir adelante era establecerse por su cuenta. Nos explicamos: Pérez y Consuegra se separa, y la empresa resultante de la operación, para la que ellos siguen trabajando, es absorbida por Juegos Populares. El dueño de esta última sociedad fallece en un accidente de coche, y Recreativos Franco adquiere la compañía. A José y Francisco también les hacen una oferta por su explotación, pero la rechazan: estamos en 1989, en el año del nacimiento de Recreativos Hermanos Blanco S. L..

Pero poco tiempo después se enfrentarían a una situación  bastante difícil que les pondría a prueba como empresarios:  «[Francisco] En el año 90 hubo una crisis. Tuvimos que pagar una tasa que además tenía carácter retroactivo, nos destrozó. Mucha gente vio en eso una salida que luego se demostró ser una mala opción, casi todos los que vendieron acabaron desapareciendo. Nosotros, que estábamos además bien asesorados, decidimos seguir por nuestra cuenta, y aquí seguimos. [José] Las asociaciones y sus asesores son los responsables de que sigamos aquí. El papel que juegan es importantísimo».

A estas alturas de la aventura comprendemos que la opinión de estas personas sobre la actualidad del sector es (debería ser, al menos) de obligada lectura. Sobre el futuro, aventuran que «[José] es incierto sobre todo para los pequeños». Nos sorprende ese juicio, sobre todo porque nos han contado que sólo los pequeños que decidieron seguir siéndolo sobrevivieron en el sector. Sonríen mientras hablan y tenemos la sensación de no comprender el asunto en toda en su extensión: «[Paco] La Junta ha hecho una cosa muy bien, que ha sido proteger a los pequeños empresarios. Ahora las cosas han cambiado, pero no por culpa de la administración, es que hay menos negocio y sólo van a sobrevivir los grandes. [José] Si no nos ponemos de acuerdo, y nos asociamos, les estamos dejando en bandeja a los de fuera el negocio, se están metiendo sin quererlo. Ya hubo un intento de asociación, pero no salió bien. O nos ponemos ya a hacer las cosas como deben hacerse, o no pinta bien el futuro».

No existe en Internet (o por lo menos nosotros no hemos encontrado nada) información alguna sobre Juegos Populares, Pérez y Consuegra o sobre otras empresas que desaparecieron antes de que la Red se convirtiese en la mayor base de datos jamás concebida. Estas marcas fueron las encargadas de entretener y procurar ocio a millones de personas no hace tanto tiempo, y si nadie las recuerda, nadie escribe sobre ellas, sobre la historia de este mundo del azar, se perderán para siempre diluidas en un tiempo que se ha acelerado quizás demasiado. Por eso estamos aquí, para evitar esa injusticia. Deseadnos suerte.

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