Félix Sánchez Rodríguez nació en Salvadiós, provincia de Ávila, un pueblo que actualmente cuenta con apenas cien habitantes. Es el menor de doce hermanos y no sabemos su edad a ciencia cierta, pero deduciendo un poco a partir de su biografía profesional, nos la vamos a jugar: apostamos a que nació, más o menos, en 1956, así que ronda los 59 años.
El caso es que Félix es un personaje; él lo sabe, y como tal actúa. Acostumbrado a pelear por ser el primero en todo (ser el primero puede ser un fin en sí mismo), da la impresión de que si en lugar de dedicarse al sector del juego hubiera optado por la industria cárnica estaría en la misma posición. Tan es así que le pedimos que nos cuente un poco su biografía y nos envía cinco folios con su trayectoria, incluyendo una completa cronología, sencillamente porque quiere que su entrevista sea la mejor, la más completa. «Soy consciente de que mi entrevista la va a leer mucha gente, y quiero que esté todo correcto. Me lo voy a currar, como con todo». Es magnífico. Para alguien que está aprendiendo a hacerse a la idea de cómo es una persona con sólo hablar diez minutos Félix constituye un auténtico reto.
De esta manera, y gracias al propio entrevistado, sabemos que la historia de Metronia comienza en 1979. Y empieza por dos motivos: primero, porque Felix Sánchez iba a fichar como jugador profesional de fútbol por el Atlético de Madrid, pero en el reconocimiento médico le descubren una lesión de columna que le impide la práctica del fútbol. Y segundo, por una casualidad: su amigo Severino Alonso le propone trabajar con él reparando monitores en una sala de bingos. Y así empieza todo, arreglando las pantallas del bingo PACYS.
Se introduce en el sector de la mano de su amigo Bernardino Hernández. Y no se le da mal, porque pronto escuchan hablar de él en otras salas de bingo. De esta manera, desde dentro, toma conciencia de las necesidades reales de las salas de azar en España. Además, conoce a la perfección las máquinas de todas las marcas que se explotan por aquel entonces en nuestro país, por lo que construye la estructura del servicio técnico y mantenimiento que a día de hoy constituye el núcleo de su empresa.
Presta el servicio bajo las siglas FB -intuimos que el nombre se deriva de Félix y Bernardino-, aunque quizás lo más relevante de esta época es que consigue labrarse una muy buena reputación. Tanto es así, que son los propios clientes los que le sugieren fabricar su propia máquina de bingos. Así nace el Sistema Omega I (1985), diseñado y fabricado por seis personas que todavía hoy están relacionadas con Metronia. Por otro lado, en 1987 ya introducen el control del sistema electrónico por ordenador. No es tampoco una cuestión baladí, porque fueron pioneros. Es por esto que sus máquinas empiezan a destacar.
Se establecieron entonces delegaciones de su servicio técnico por toda España. Además, presentan sus productos en la feria de bingos de Madrid, donde despiertan el interés de empresarios extranjeros. Y deciden salir del país, con Brasil como primer objetivo. A día de hoy, son ya 50 los países en los que Metronia ha implantado sus juegos.
En esencia, y siempre según las palabras del propio Félix, han ido adaptando los nuevos avances en tecnología al sector del bingo. La base del juego, sin embargo, es la misma (un cartón, un premio), pero la evolución la considera infinita: partidas online, vía satélite, redes sociales… En 2005 se homologa en Andalucía la primera máquina de videobingo, la de tipo B4, uno de sus productos estrella. Debemos destacar que es la primera máquina de videobingo que se instala en España, lo que para muchos es uno de los grandes hitos de la historia del bingo en este país. Félix lo relata con una sonrisa. Hace hincapié, como todos, el enorme trabajo que hay detrás de su trayectoria, que no se detiene ahí. Cuentan con una red de bingo electrónico en España presente en seis Comunidades, y el Bingo Sideral en Canarias, una marca propia del bingo electrónico de sala. Y eso sólo en España.
Actualmente están terminando de implantar el concepto Emotions, donde unen nuevos juegos de videobingo y una tarjeta virtual de fidelización, así como otros proyectos pendientes de homologación. Y hasta aquí llega el relato. Muy resumido, pero relato al fin y al cabo. En el próximo número descubriremos un Félix más personal. Ya saben, lo que nos gusta a nosotros.