«Siempre me he sentido muy, muy bien tratada en el sector»
Marta Gutés Navarro nació en Terrassa (Tarrasa) hace pocos años. Es muy catalana, se nota hasta en la manera de mirar, no sé si saben a qué me refiero: esa mirada mitad pícara, mitad socarrona que resulta frecuente en las mujeres de Cataluña. Escuchando la entrevista no he podido evitar acordarme de Gemma Nierga, quizás por el acento, aunque también puede que sea porque Marta queda muy bien en la grabadora, tiene una voz agradable. Se considera -aunque lo es- joven, lo que se refleja (y esto casi siempre es así) en su aspecto.
Trabaja en CIRSA (no podía ser de otra manera siendo tarrasense) desde 1990, pero nosotros la conocemos trabajando para la marca Sportium, con el cargo de Cross-Selling Manager. Aclaro que si bien tengo la ¿sana? costumbre de evitar en la medida de lo posible anglicismos, sobre todo con los cargos en las empresas que, casi siempre y por definición, suelen escribirse en inglés, éste no sé como traducirlo, así que lo dejo tal y como reza su perfil en LinkedIn. Que acabara en CIRSA fue fruto de la casualidad: «Era muy joven y estaba buscando trabajo, salió y ya está. Antes el grupo era mucho más pequeño, pero ha crecido muchísimo. Me ha dado la oportunidad de conocer todos los subsectores y a muchísima gente».
Hablamos sobre el papel que la mujer juega en el sector del juego en general, pero sobre todo en lo tocante a las apuestas deportivas: «El sector es muy difícil. Hay muchas mujeres, cada vez más, pero siguen siendo pocas. Eso sí, yo siempre me he sentido muy, muy bien tratada». Tengo la impresión, cada día más asentada, que no hay más mujeres trabajando en el azar porque cuando se constituyó el sector la mujer no estaba aún plenamente insertada en el mundo laboral, y que es cuestión de tiempo que igualen en número a los hombres; pero su ausencia durante todos estos años ha dejado una impronta difícil de eliminar que se refleja en una estética muy concreta, y que genera a su vez cierto rechazo entre las potenciales empresarias o trabajadoras. Un círculo vicioso que se romperá desde dentro, como comentamos con Marta: «En este sector pasa igual que en otros, las mujeres se han utilizado como reclamo, pero poco a poco esto va cambiando. En Sportium las azafatas son eso, no un trocito de piernas. Queremos transmitir lo que somos, emoción, deporte, frescura… nuestra representación visual no puede transmitir otra cosa».
Le preguntamos por su opinión sobre Andalucía y su gente: «A los andaluces os veo estupendos». Una respuesta demasiado general; al principio pienso que me contestaría exactamente lo mismo si le preguntara sobre cualquier pueblo de, por ejemplo, China, pero me doy cuenta enseguida de que me equivoco, porque nos demuestra conocer bien el sur y tener una opinión basada en la experiencia: «La gente fuera de Cataluña sabe vivir mejor que nosotros. No sé si será el sol, el clima… Conozco bien el sur. Como la luz que hay en Córdoba, no hay nada. Qué envidia. El sur es maravilloso, tenéis allí algo muy grande. Nosotros tenemos otras cosas, claro». Con el pecho henchido de orgullo, no tardo en darme cuenta que mi único mérito en este aspecto es haber nacido en esta tierra, y que orgullo no es precisamente lo que debería sentir, si no más bien agradecimiento. Y no sólo a mi tierra, añado.
En el terreno un poco más personal, a Marta le encanta el deporte, sobre todo los marítimos. Se confiesa culé, pero con mesura. Eso sí, «Messi es el mejor jugador del mundo». Le gusta la música en general, aunque Queen «es el amor de su vida». Las películas las prefiere entretenidas, como «Pretty Woman, Greasse o Dirty Dancing» -pertenece a esa generación que veía Televisión Española, primero, Telecinco después, en Navidad-, y en cuanto a literatura destaca La Sangre de los Inocentes, de Julia Navarro. Su plato favorito es el steak tartar o filete tártaro. Pero lo mejor viene cuando le preguntamos por algún vicio confesable: «si es confesable no es vicio». Genial.
