Reunión de Navidad de AGARE

Miguel Matarí afirma que parte del éxito de AGARE se basa en los lazos de amistad entre los integrantes de la asociación. El pasado 16 de diciembre se celebró en Cádiz una reunión de la Junta Directiva de la Agrupación Gaditana del Recreativo y decidimos ir a comprobarlo por nosotros mismos.

Celebrada en un café en pleno corazón de la ciudad, acudimos a la cita no sin antes pasear por las calles adyacentes y recordar por qué dicen que Cádiz tiene un color diferente. Ya la circular de la convocatoria apunta maneras: “Con motivo de la proximidad de las Fiestas, dicha reunión tendrá un carácter festivo y distendido, celebrándose tras la misma un almuerzo de convivencia”.

Aunque la asamblea se desarrolla como cualquier otra, bien es cierto que observamos sutiles diferencias, tanto antes, como durante y después de las intervenciones. Risas, sonrisas, miradas cómplices entre personas que, no podemos olvidarlo, son competencia. Pero a este tipo de eventos se acude sin tensión, que para eso ya tenemos bastante con el día a día. Eso es algo que tenemos muy bien aprendido por aquí, y quizás sea lo que marca la diferencia.

Mención especial merece un momento. Después de comer salimos a una terraza -sí, en diciembre- a tomar café para charlar tranquilamente con Antonio de María (Presidente de HORECA). Está atardeciendo en Plaza Candelaria, pero no hace frío. Empezamos a escuchar una música que proviene del interior del Café Royalty, lugar de celebración de la velada. Villancicos. Están cantando villancicos. Y así, ese día, descubrimos lo que es una zambombá (o zambomba, según los puristas jerezanos), un anticipo de la Noche Buena que aúna lo mejor de la Navidad con lo propio del carácter gaditano. Guardamos un silencio que sólo Antonio se atreve a romper: «Esto es impagable». Desde luego.

Tenemos la sensación de que la gente acude porque de verdad le apetece asistir. Es como esos días de colegio al final de los trimestres, que ibas a clase con el buen humor que genera la certeza de que lo vas a pasar bien. Tan es así que no fueron pocos los asistentes que no tenían la obligación de concurrir, pero lo hicieron por el mero hecho de volver a ver a viejos amigos. O a nuevos con la esperanza de que, con el tiempo, se conviertan en viejos. Nosotros, por lo menos, estamos deseando ir a otra reunión de AGARE.

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