«La situación que vivimos requiera armonía. Todas las asociaciones son esenciales en este proceso»
Existen muchos tipos de empresarios en este sector. Casi tantos como empresas. Pero es cierto que prácticamente todos mantienen unas costumbres similares; con matices, por supuesto, pero no muy diferentes. No hablamos del ámbito de las ideas si no más bien de la actitud, de la filosofía de vida. Y en esto Joaquín Toboso es casi con total seguridad la persona más sorprendente con la que hemos hablado hasta ahora.
Lo primero que llama la atención es que habla despacio; pronto descubrimos que, sencillamente, se debe a que no tiene necesidad de hacerlo más rápido. No tiene prisa. Sin embargo, tampoco se puede decir que sea una persona que pierda el tiempo: «Empecé en 1984. Conocí el juego a través de la relación que tenía mi padre con Antonio Ponce. En 1986 mi padre fue elegido para constituir la primera fábrica de máquinas B en Andalucía [Faresa]. Mientras él ocupaba la gerencia yo me ocupé de la empresa familiar. Me vi con una carpeta debajo del brazo visitando bares. Pero no sólo me he dedicado al juego. He tenido un concesionario de coches durante catorce años, he tenido un gimnasio, soy promotor… empresarialmente he tocado casi todo; pero siempre compaginándolo con el juego. Al principio pensaba que el juego no me iba a procurar una estabilidad, por eso busqué en otros sectores. Me interesaba mucho el del automóvil y, casi sin medios, conseguí el concesionario de Mazda para toda la provincia de Cádiz. Empecé con un taller alquilado. Fui creciendo y probando otros negocios». Un hombre ecléctico. Una vez escuché decir a un oriental que el verdadero problema del empresario occidental era que se identificaba con su negocio; un buen empresario se debe deshacer de cualquier negocio si ve que no funciona y empezar con otro. Hasta ahora todas las experiencias que conozco dan la razón al asiático.
Pero, ¿por qué Joaquín no veía en el juego una fuente estable de ingresos? «Al principio el juego era una ciudad sin ley. No me gustaba mucho. Luego, cuando se profesionalizó, el tema mejoró. De aquella época muchos han desaparecido. Hoy en día pienso que si la administración nos ayuda el sector puede sobrevivir, sin problema, treinta años más». Entonces, ¿el panorama actual es para él halagüeño? «En todos estos años he vivido situaciones de toda índole. Quizás la situación que vivimos requiera armonía. Hace falta un reparto ordenado del parque de máquinas. Todas las asociaciones son esenciales en este proceso. La filosofía es esa».
Nacido en 1963 y padre de dos hijos (David y María), ha conocido mundo «a través del sector del automóvil. Gracias a él» ha «aprendido diferentes formas de desarrollar los negocios». Sin embargo, vive en Cádiz: «Es posible que aquí las oportunidades sean menores, pero la calidad de vida a mí me compensa. Esta mañana, como todas en las que puedo, lo primero que hecho ha sido caminar por la playa. Ese paseo no lo perdono. Soy surfero, de toda la vida. Es algo que, además, comparto con mis hijos. Es una costumbre que procuro mantener». Ser surfero, además de un deporte, es un estilo de vida que, irremediablemente, incide en la forma de pensar de una persona. Esa tendencia a la tranquilidad, a buscar el acuerdo, es una buena muestra. Acuerdo es sinónimo de inteligencia, además. Incluso a nivel semántico.
Practicar el surf suele ser considerado propio de espíritus libres. Con sinceridad, no puedo aseverar este extremo. Pero si garantizo que en el caso de Joaquín Toboso es algo que se cumple; cuando le preguntamos por sus aficiones atención a lo qué nos contesta: «Lo que más me gusta es el cine y la música. Me encanta leer, tanto para entretenerme como cosas quizás algo más complicadas. El periódico no lo leo porque no quiero ser prisionero de una costumbre diaria». ¿Qué les decía? Pero queremos saber un poco más de él: «Me gusta todo tipo de música. Desde los Rolling a Plácido Domingo. Cualquier cosa que sea buena, vamos. En cuanto a cine, me encanta El Padrino, sobre todo teniendo en cuenta el presupuesto de esa película. También destacaría El Cazador. De las actuales, quizás Gladiator. Me gusta el deporte, sobre todo el surf, como os decía. El fútbol… bueno, era socio del Cádiz. Pero es que estoy saturado de fútbol, veréis: mi hijo era futbolista, jugó en el Logroñés, en el Cádiz, marcó el gol del ascenso del Portuense… Casi entró en el Madrid. Llevo viendo partidos de fútbol desde que estaba en alevines. Ahora sólo veo los Madrid – Barça y poco más [risas]. Y sí, me gustan las chirigotas, pero en su momento, en carnavales. El Falla lo veo, pero sólo lo que es bueno. No soy de pasarme ocho horas ahí».
Y así nos parece que es Joaquín Toboso. Y digo nos parece porque, a decir verdad, es difícil pensar escuchando el claxon de varios coches parados en un atasco. Igual un paseo por la bahía de Cádiz me aclara un poco las ideas.