El azar y el ajedrez

En el mundo musulmán todo juego de azar está prohibido. El Corán es tajante en este sentido; en la sura [capítulo] 5, aleya [versículo] 91 podemos leer:

El Demonio quiere sólo crear hostilidad y odio entre vosotros valiéndose del vino y del maysir, e impediros que recordéis a Dios y hagáis la azalá [oración del viernes]. ¿Os abstendréis, pues?

Maysir, en efecto, son los juegos de azar. El ajedrez, por su parte, es un verdadero deporte nacional entre la población islámica. Los primeros califas lo practicaban con verdadera pasión pues se consideraba un juego culto que aumenta la sabiduría de aquel que lo practica. Sin embargo, se prohibía cualquier apuesta relacionada con este juego, so pena de envenenar el alma y perder la moral (cuando la pena se relaciona con el alma, y no con lo terrenal, podemos dar por sentado que hubo de ser una práctica extendida y habitual). Pero, ¿las apuestas son un juego de azar? Porque de ser así, el azar se sitúa en la génesis misma del ajedrez.

ajedrez2Dicen que un rey indio llamado Sheram perdió a un hijo en una batalla y quedó desolado. Toda la corte intentó animarle ofreciéndole todo tipo de regalos sin obtener resultados. Cierto día, un tal Sissa pidió audiencia para enseñarle un juego con el que podría divertirse de nuevo: el ajedrez. El rey, encantado, decidió recompensar al emisario por enseñarle tal maravilla y le ofreció cualquier cosa que solicitase. Sissa pidió que en el primer escaque del tablero pusiese un grano de trigo; en el siguiente, dos; y así hasta completar los sesenta y cuatro escaques, siempre cumpliendo la norma de doblar en cada escaque la cantidad de trigo del escaque anterior. Sheram accedió sin dudarlo. De hecho, pensó que la recompensa era escasa, y se ofendió. Sissa, sonriendo, se retiró a sus aposentos en palacio apostando a que al día siguiente el soberano no podría satisfacer su solicitud. El rey, aún más enfadado por el desafío, aceptó.

Al día siguiente los siervos del rey comunicaron que no podían satisfacer la demanda de trigo. Sheram, enojado, ordenó hacer cumplir su voluntad, mas le respondieron que con todo el trigo de todos los silos del reino podrían acercarse a la cantidad acordada: más de setecientas mil millones de toneladas de grano. De hecho, con la producción actual serían necesarios mil años. El rey murió arruinado y perdió su reino.

Así se ha mitificado la creación de uno de los juegos de tablero más practicados del mundo, a partir de un problema matemático milenario y una apuesta.

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