«La implicación personal en una empresa familiar es muy importante, lo haces casi sin darse cuenta»
José Ángel Poley tiene veintitrés años y es la tercera generación que trabaja en la empresa familiar que fundó su abuelo. Graduado en Derecho, tiene claro que su futuro está en el sector, aunque va a colegiarse «como no ejerciente, por mantener esa opción siempre ahí, aunque ahora lo he dejado aparte». Su caso, como él mismo nos indica, es diferente al de su padre. Veamos.
Pepe Poley siempre tuvo claro, tal y como él nos contó, que su trabajo estaría vinculado a la empresa familiar. Su hijo, sin embargo, es de vocación más tardía: «Tengo veintitrés años y estoy empezando ahora. Mi padre con veintidós ya tenía mucha experiencia, un rodaje que le permitió hacerse cargo de la empresa. Ahora mismo ese no es mi caso». Poca experiencia, pero mucha ilusión, un cóctel que suele conducir al éxito profesional tarde o temprano: «El dos de marzo empecé con mi padre. Iba a empezar el uno, pero era fiesta [risas]. Soy un novato como aquel que dice. Pero la implicación personal en una empresa familiar es muy importante, lo haces casi sin darse cuenta. Pero quiero seguir formándome, eso sí. Me gustaría aprender más sobre fiscalidad».
Aunque nos insiste en que es un recién llegado, de una forma u otra siempre ha estado vinculado al sector, quizás sin saberlo. Un ejemplo; le preguntamos qué opina sobre la imagen que la inmensa mayoría de las personas tiene (o dice tener) sobre la industria del juego: «Nunca he hablado de esto con mis amigos. Sí que se palpa en el ambiente que no es un sector bien visto, eso sí, pero nunca lo he comentado. Una vez una mujer nos dedicó una serie de improperios mientras descargábamos una máquina en un bar, pero qué le respondes. Si ha tenido una mala experiencia, qué le puedo decir yo». No lo ha hablado porque nunca le ha sorprendido, es algo que debe tener interiorizado desde pequeño. Es lógico, teniendo en cuenta quiénes son su padre y su abuelo.
Hablamos con él sobre la inminente llegada de las apuestas a las salas andaluzas: «Se van a unir salones y apuestas deportivas, y eso debe hacer cambiar el concepto que tiene la gente sobre las salas. Creo que aquí van a funcionar muy bien, y ya no sólo de cara a la imagen. En Sevilla, por ejemplo, es muy normal que en los bares se hagan porras de fútbol, que al fin y al cabo son un tipo de apuesta, y no es difícil encontrar botes acumulados de hasta doscientos o trescientos euros». Y no sólo sucede en Sevilla, añado yo. Pero entonces, ¿por qué los juegos en Internet generan una percepción tan distinta a los presenciales? «Bueno, es que Internet es más reciente. Y detrás de la pantalla, la gente tiene más intimidad». No es baladí esto que plantea. La Red es algo tan nuevo que aún no ha dado tiempo a que se extienda un prejuicio entre la sociedad. Al tiempo.
José Ángel Poley se declara aficionado a la música electrónica de David Guetta, pero también «del flamenquito, porque la tierra tira». Le gusta mucho el cine y las novelas de terror, estando Stephen King entre sus autores favoritos. Bético confeso, la pasión por los colores le viene «por la familia política de mi madre. En mi casa no es que haya mucha afición por el fútbol». Hablamos durante varios minutos sobre la conveniencia o no de que béticos ilustres apoyen al Sevilla en la final de la Copa del Rey, que jugó contra el Barcelona.
Termina la entrevista de la siguiente manera: «Tengo muy poco rodaje. Dentro de un año volvemos a hablar». Dicho queda. A ver si la experiencia le hace cambiar algunas opiniones. O no.