«Si queremos cambiar las cosas, debemos estar juntos»
David López es el Secretario Técnico de ERMA [Asociación de Empresarios del Recreativo de Málaga]. Es una de las primeras personas que conocemos cuando empezamos en esto, y conseguimos hablar con él hace ya algún tiempo. Lo cierto es que es uno de los rostros más recurrentes en las ferias sectoriales, pero es difícil encontrarlo solo.
Y es que, aunque cuenta con cuarenta y una primaveras, su carrera profesional se remonta veinte años atrás: «Fue hace veinte años cuando mi padre y yo pusimos el despacho. Luego creamos Mares Málaga Asesores S.L.P., una empresa dedicada a la asesoría, pero vinculada al sector del juego. Desde 2012 soy el Secretario Técnico de ERMA». Sin embargo, llegó a la industria libre de prejuicios: «Nunca he tenido una opinión diferente sobre el juego. Siempre he entendido que es una parte más del ocio para adultos y como tal debe ser reconocido. Y en eso estamos, luchando día a día para que sea así». Es algo de estricta justicia. Tal y como sugería Juan Manuel Ortega, el sector debe aprovechar todas las oportunidades que, aunque escasas, se brindan para intentar mostrar su verdadero rostro: el de cualquier otra industria vinculada al ocio. Pero con una carga impositiva inédita en nuestra economía. Suspicio delenda est [La desconfianza debe ser eliminada], que diría Catón el Viejo.
Sobre el mundo asociativo tiene las ideas muy claras: «Creo que los empresarios deberían implicarse más en las asociaciones. ERMA, además, pide mucho la colaboración de los asociados, y tiene muchos mecanismos de diálogo. Hay un sector del empresariado que no cree en las asociaciones, y eso sí es un problema. Por un lado, pierdes cuota de poder porque no representas a todos, y por otro, es complicado respaldar las acciones. Esto denota un punto de vista egoísta, porque al final se sirven de la labor de las asociaciones sin colaborar activamente en ellas». No podemos añadir nada más porque estamos completamente de acuerdo con David López. «Si queremos cambiar las cosas, debemos estar juntos. A nivel autonómico intentamos también aportar todo lo que podemos a las asociaciones regionales que engloban las provinciales».
Malagueño de nacimiento, se declara enamorado de su tierra: «Soy boquerón [en el sur se conoce a los malagueños como boquerones coloquialmente]. Creo que es una ciudad con muchísimo potencial. Casi toda mi familia es de origen granadino, pero yo nací en Málaga. Me gusta sobre todo ver cómo ha crecido, como ha pasado de ser una capital provinciana a adoptar una multiculturalidad que debería ser ejemplo para otros lugares». Esta apuesta por el avance social se refleja en su creencia de que el futuro del sector pasa también por la adaptación a los nuevos tiempos: «El sector tiene que modernizarse. El futuro de todo pasa por ahí. El cliente ha cambiado y demanda prestaciones y servicios que antes no se daban porque no eran necesarios». Y esa es una de las principales dificultades de cualquier negocio, adaptarse a la realidad.
Aunque malagueño, prefiere la montaña al mar. No es un gran aficionado al fútbol, y si bien sigue al Málaga, «no tiene mucho sentimiento futbolero». Practica senderismo y pádel, pero no rechaza cualquier otro deporte. Escucha música rock, y destaca bandas como Pink Floyd o The Cure. No sigue series porque no tiene mucho tiempo, pero sí acude al cine cuando puede. Le preguntamos por sus películas preferidas, y nos sorprende contestando: «De las confesables, El club de los poetas muertos y La lista de Schindler». Magníficas cintas ambas, pero, ¿cuáles son las inconfesables? «Soy fan de la Guerra de las Galaxias». Nosotros también lo somos y, aunque entendemos que decirlo a veces te estigmatiza, alguien que trabaja en el sector sabe que los prejuicios se deben ignorar, máxime si le afectan a uno mismo. Padre de dos hijos (ocho y seis años), seguramente vaya con ellos al cine a ver la última película de la saga. Yo al menos lo haría.