Marcelo Ruiz

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«La gente ha pasado de elegir entre 1, X y 2 a hablar de cuotas. Esto es un cambio bestial, es un cambio de paradigma»

Marcelo Ruiz, natural de Madrid, aunque de ascendencia andaluza, tuvo a bien atendernos en el evento que organizó la empresa para la que trabaja, Luckia, en Sevilla el pasado mes de junio. Cuarenta y tres minutos de conversación de los que sólo veinte dedicamos al juego. Ese es el peligro de este tipo de conversaciones, que al no estar encorsetadas en la vieja fórmula de pregunta-respuesta salen cosas muy interesantes, pero es fácil desviarse del tema.

Su historia profesional se remonta unos cuantos años atrás, cuando Ericsson le fichó como experto en tecnología, pese a estar titulado en Derecho y en Análisis e Investigación de Mercados. «En Ericsson estuve trece años. En 2006 me llamaron de Loterías y Apuestas del Estado. Al principio me sonó raro, pero el proyecto me gustó. Yo dirigí la web de loteríasyapuestas.es y participé en otros proyectos. Cuando cambió el gobierno, cambió también la cúpula. En ese momento vino el señor [José] González que me ofreció un proyecto muy bonito y me vine con él en 2012. Llevo cuatro años con ellos y es una experiencia fantástica. La división que yo llevo es la de Nuevos Negocios, aunque ya están empezando a dejar de ser nuevos [risas]». Pero la realidad es que sigue siendo un producto novedoso, tal y como Marcelo Ruiz reconoce a continuación: «La gente ha pasado de elegir entre 1, X y 2 a hablar de cuotas. Esto es un cambio bestial, es un cambio de paradigma, de forma de entender un negocio. Con el on line, además, ya la localización ha dejado de ser la única variable importante».

Aunque nos parezca increíble por la precisión con la que habla, cuando Marcelo Ruiz desembarca en Luckia sólo conoce la apuesta deportiva: «No conocía nada de las máquinas de casino. Para mí era un mundo nuevo, yo no tenía ni idea de lo que era una máquina B. La primera vez que conocí a don José González no sabía qué era EGASA, en este mundo las marcas no se conocen». De esto damos fe todos los profanos en materia de juego a nivel profesional. Sin embargo, a continuación hace un más que merecido reconocimiento a la industria española del juego: «La gente no se da cuenta del nivel de las empresas de aquí. Siempre que se hablan de apuestas pensamos en el mercado inglés. En ese mercado no había terminales de apuestas hasta hace muy poco, todo era manual. Hasta hace nada funcionaba la figura del bookmaker». Empezar de cero tiene algunas ventajas; por ejemplo, el mercado es mucho más permeable a los nuevos avances, y los clientes aún no tienen costumbres difíciles de cambiar.

Su primera toma de contacto con las apuestas es una simpática y bonita anécdota: «Os voy a contar algo que para mí fue revelador. Sería por el año 2005. La abuela de mi mujer, con noventa y seis años, tenía la cabeza perfecta, pero se movía con dificultad. Decidimos no llevarla a la playa, porque para ella sería complicado. Un día me dijo que quería ir al hipódromo y nos sorprendió. A nosotros nos gustan mucho los caballos, así que fuimos. Al llegar me dio cincuenta euros y me dijo: “apuesta”. No sabía que hacer, así que como había cinco carreras aposté diez euros al favorito de cada una. Gané en tres, pero claro, las cuotas eran bajísimas, así que al final recuperamos cuarenta. Cogí, le metí veinte euros míos y le dije: “Toma abuela, que has ganado diez euros”. Se puso contentísima y nos fuimos a comer. Estuvimos toda la mañana viendo los caballos, nos lo pasamos en grande y le comenté a mi mujer: “¿Te das cuenta que hemos pasado una mañana genial por sólo veinte euros?” Ese día me di cuenta de que las apuestas son divertidas. Merece la pena. Recuerdo aquella experiencia como la que me hizo pensar que aquello no era tan malo».

Decimos al principio que Marcelo es madrileño, pero su familia es andaluza: «Mis padres, mis tíos, mis primos… son andaluces todos, los tengo repartidos entre Jerez, Sevilla y El Puerto. Mi padre se casó y le destinaron en Madrid. Trabajaba en Correos y Telégrafos, así que emigró. Me tira mucho la tierra, aunque mis hermanos y yo nacimos en Madrid; allí estudié, allí me crié y me encanta. Lo que pasa es que la tierra también me tira. Mis primeros viajes de Jerez a Madrid eran nueve horas si hacías un buen viaje en coche. No había autovía ni nada de eso». Nueve horas. Marcelo sólo tiene cincuenta años, añado como dato.

El progreso no es un fenómeno exclusivo del juego, eso es verdad. Pero sí tiene un fenómeno, me atreveré a decir, exclusivo: las personas como Marcelo son mayoría. Qué fácil es mantener una conversación con personas así.

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