Fernando Briasco

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«Aquí dos y dos no son cuatro, todos los días, todos, aprendes algo nuevo»

Durante el último evento que Orenes organizó en Sevilla para presentar las últimas novedades de las mejores marcas tenemos el placer de charlar durante media hora con Fernando Briasco, encargado de las ventas de Cirsa en Andalucía.

Es un hombre peculiar, porque habla sin pelos en la lengua, no se preocupa por ser políticamente correcto, eso que está tan de moda y que la mayoría de las veces consiste en ocultar lo que de verdad se piensa o en no decir nada directamente. Quizás por eso es un buen comercial, capaz de vender cualquier cosa, tal y como él comenta: «Yo siempre voy con la verdad por delante, con mi verdad. Por eso todo el mundo me saluda, incluidos los hijos de los empresarios con los que yo trataba. He vendido papel higiénico, laca de uñas, farmacia, he tenido mi propia empresa… Esta es la séptima empresa en la que estoy. Me gusta mi trabajo, lo disfruto. Por mí no me jubilaba, porque además es que me siento joven».

Comercial desde hace cuarenta y tres año, lleva en el juego desde hace veintiséis: «Cuando empecé no tenía ni repajolera idea del sector. En la empresa en la que estaba dejé de sentirme a gusto; vi un anuncio en el periódico y me presenté. No sabía ni para lo que era. Pero esto al final se trata de vender máquinas, y a eso me llevaba dedicando toda mi vida. Total, que empecé como encargado de Andalucía Oriental, Murcia y Albacete. Ahora estoy con Andalucía, Ceuta y Melilla, aunque circunstancialmente he llevado también Extremadura y Castilla-La Mancha». Pero, ¿qué opinión tiene sobre el mundo del juego antes de trabajar en la industria? En esencia, la mayoritaria entre los que desconocen los entresijos de este sector: «Pues mala, la verdad, quizás por mi edad. Cuando le comenté a mi mujer que iba a trabajar en el juego me dijo que buscara otra cosa. Pero es que en realidad mi trabajo iba a ser el mismo: vender. El tema del juego es inherente al ser humano, pero hay quien sabe jugar, y quien no sabe. Yo voy a los salones a ver lo que hay, no a jugar».

Con tantos años en la profesión, tiene una opinión más que fundada sobre la evolución del juego. Y es muy positiva, por cierto, pero no por los criterios habituales: «Yo cada día entiendo menos de máquinas. Aquí no se pueden hacer estudios de mercado, sacas un producto sin saber si va a funcionar o no. Las empresas tienen que vender. Si con una máquina cumples el objetivo, perfecto. Si no, sacas otra, y otra, y otra… El único estudio del que yo tengo constancia será de hace más de veinticinco años, con la máquina Nevada. Hoy en día las pruebas se hacen en las explotaciones con seguimientos de ocho semanas. Las cosas ahora son muy diferentes, se ha profesionalizado, es un negocio más. Todo el mundo sabe de lo que habla, conoce el rendimiento de las máquinas que tiene en la calle, sabe lo que funciona, y lo que no». Lo que implica tener que reciclarse: «Es la ventaja y el inconveniente de este trabajo. Aquí dos y dos no son cuatro, todos los días, todos, aprendes algo nuevo».

Cinéfilo empedernido, aprovecha la oportunidad para comentar una de las cuestiones más complicadas de explicar: nuestro horario. «Yo me acuesto todos los días a las dos o a las tres de la mañana viendo películas. Luego me levanto a las ocho y a las nueve estoy trabajando. Ahora, eso sí, la siesta no la perdono. Desde el día 1 de enero [risas]. Yo soy muy respetuoso con los demás y espero que lo sean conmigo. Mi horario [nuestro horario, añado] no es el horario catalán, por ejemplo. Yo no cierro a la una de la tarde, estoy hasta las dos y media si hace falta. Luego paro hasta las cinco, y si hace falta me quedo hasta las diez. Es imposible trabajar a medio día en verano, es que no hay clientes, que son los que mandan. Me adapto a las circunstancias. Somos más anárquicos, pero es otra forma de trabajar. Si estoy tomándome una caña con un cliente a las nueve y media de la noches estoy trabajando. Es una cuestión de amoldarte a lo que tienes». Tan sencillo como eso. Hablando de tópicos, dicen que Asturias es verde porque paga el precio de tener más de ciento cincuenta días de lluvia al año. Pero nuestro carácter también paga peaje, no se crean.

Aficionado al Málaga, y con el Real Madrid como segundo equipo, disfruta del fútbol en general, «por eso veo los partidos del Barça, que juega de cine». Y con el fútbol terminamos el rato de conversación con Fernando Briasco. Por cierto, se ha jubilado recientemente. Menos mal que en por estos lares podemos seguir encontrándole para seguir la conversación en una terracita. Aunque sea sobre fútbol.

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