Fernando Prats

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«La percepción social del juego se va normalizando, pero todavía falta mucho»

Fernando Prats es el actual Director General de Tributos y Juegos en la Comunidad de Madrid. Comienza hablándonos de unas sepias fresquísimas que probó en compañía de un amigo en Alahurín el Grande (Málaga), y que le recuerdan a las papas con choco del catering del 5 Expo Congreso. Es el Director en ejercicio con más antigüedad de la Comunidad, y aunque él le quita mérito al asunto («aunque yo me siento orgulloso, eso puede pasar por muchas cosas»), la cuestión es relevante. Y ahora que sabemos que su primera carrera fue la de Ingeniero Aeronáutico, más todavía.

Porque sí, en efecto, el primer empleo de Fernando Prats es como ingeniero en Bosch. Y de ahí pasa a trabajar para EADS en el desarrollo del Eurofighter, primer avión de combate de diseño europeo que nace como fruto de la colaboración de España, Italia, Gran Bretaña y Alemania. Concretamente, en las cargas externas, que «es como se conoce en la industria del armamento el armamento en sí». Y ustedes se preguntarán cómo acaba trabajando para la administración pública; pues verán qué fácil lo hace Fernando Prats: «Por equis circunstancias decidí estudiar Derecho cuando ya estaba trabajando como ingeniero. Entonces preparé las oposiciones de inspector de Hacienda y las saqué. Tuve que elegir entre sector privado o público, me apetecía el público, y aquí sigo. Es un sector muy gratificante, salvo por el sueldo [risas]». Así de sencillo. Pero no se pierdan por qué eligió las oposiciones de inspector: «Trabajaba media jornada, así que tenía media jornada menos que la mayoría de los opositores para estudiar. Para compensar, cogí las que tenían más matemáticas y jugar esa baza a mi favor». Juzguen ustedes mismos.

fernandoprats-2Conoce muy bien la economía pública y privada, pero sobre todo, el mundo del juego. Bueno, corrijo, no es que lo conozca, que también, es que lo entiende, que no es lo mismo. Digo esto porque acabo de escuchar la clase magistral que nos dio en Torremolinos: «A la mayoría de empresarios les interesa dos cuestiones fundamentales: la normativa sustantiva, y la tributación. La tasa de juego es una tasa especial, porque se resta de los ingresos brutos -una vez descontado los premios-; de la cantidad que resta, aproximadamente el cincuenta por ciento, normalmente más, se va en impuestos. Esta tasa sustituye el IVA porque el juego no devenga IVA, pero eso implica que no se puede deducir el IVA soportado como sí pueden hacer el resto de empresarios, por lo que es una carga importante para las empresas». Tras esto, nos explica las razones por las que juego y tributos suelen ir de la mano en la estructura de las comunidades. Pero no podemos resistirnos a hacer la pregunta del millón: ¿no sería más lógico tratar el sector como otro cualquiera? «La percepción social del juego se va normalizando, pero todavía falta mucho. Ese será el futuro, pero no nos engañemos, todavía falta mucho. Un político tiene que atender esas inquietudes sociales, o mal le va a ir. Las directivas europeas dicen que el juego es un sector especialmente regulado, por lo que la legislación nacional es la que manda. Esto es así porque se considera que el juego forma parte del núcleo duro de la soberanía nacional al ser una cuestión de orden público». Claro, sencillo y para toda la familia. Ahora hemos encajado otra pieza más del puzle, aunque tenemos la sensación de haber completado sólo el borde.

Le preguntamos cómo es que este año ha podido visitar el Expo Congreso, y la respuesta es tan sencilla como las anteriores: «Esta época es muy mala, porque se aprueban los presupuestos de la Comunidad. Pero el gobierno [nacional] está en funciones, por lo que no conocemos la asignación estatal para Madrid, así que no podemos presupuestar sin conocer antes con lo que contamos. Hemos aprovechado para venir a Torremolinos. Y encantado, por cierto». Y nosotros, debo añadir.

La conversación dura un poco más, pero me van a permitir que obvie algunas cosas por trascender el tema que nos ocupa. Y es que, aunque haya una grabadora encima de la mesa, las conversaciones son siempre privadas. Aunque no hace falta que lo diga porque ya nos vamos conociendo.

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