Sara Mariani

«Nosotros intentamos normalizar y democratizar el concepto de juego. Todavía hay mucho camino por recorrer»

La conversación con Sara Mariani es para nosotros algo especial. No sólo porque la mantuvimos en el evento que la marca para la que trabaja, Luckia, ofreció en nuestra comunidad; es que se trata de uno de esos casos en los que la pista de audio dura más de cuarenta minutos y de juego sólo hablamos durante algo más de quince. Quizás sea por la edad, quizás se deba a algo más mundano: que, simplemente, nos caímos bien.

La cuestión es que escribir más de una hoja sobre una conversación que podríamos haber mantenido con cualquier viejo amigo es complicado. A Sara Mariani, al igual que a nosotros, le gustan los animales, conducir porque sí, la vida social, el póquer, no tener que dar cuentas a nadie y cualquier música que no sea reggaeton. Y, aunque parezcan gustos sencillos, que se den todos ellos a la vez sucede pocas veces fuera de esa generación que alguien decidió denominar Y. Igual por eso siempre empiezo las oraciones con esa conjunción copulativa. No hablamos de comida basura, pero nos apostamos a que se come de vez en cuando algún Big Mac, siempre siendo consciente de que McDonald’s es una multinacional malvada que fomenta la obesidad y un estilo de vida con el que no nos identificamos. Aunque estén deliciosos.

Sara comienza a trabajar en Luckia porque conocía de antemano algunas empresas del sector: «Trabajé para algunas plataformas de casino y de póquer online, Realizando tareas de marketing y co-organizando torneos de póquer en casinos. Todavía estaba estudiando Publicidad y Relaciones Públicas. Trabajé también en el sector del marketing jurídico, pero finalmente preferí volver al sector del juego, donde me encuentro más cómoda. Aquí [en Luckia] estoy como Responsable de Marketing y Comunicación del canala retail hace dos años, y estoy muy contenta. Es un trabajo apasionante, estamos en plena expansión». Ella entra en contacto con el mundo del póquer amateur sobre todo porque le gusta la estrategia en combinación con los juegos de azar, pero también porque su marido (por aquel entonces novio) se dedica de manera profesional al juego de naipes. A ella no se le da mal precisamente, en 2012 gana un campeonato europeo, (final Ladies Event European Poker Tour) «pero eso ya lo tengo algo apartado. Es un hobby. Sigo jugando, pero no de forma profesional».

Entre la amplia oferta de Luckia están las apuestas, y en parte para mostrar las bondades de su producto organizan la fiesta de Sevilla en la que nos encontramos. Para Sara, las apuestas guardan ciertas similitudes con el póquer: «En los dos juegos influye la estrategia, la competición, y los dos atraen un sector joven. Nosotros intentamos normalizar y democratizar el concepto de juego. Todavía hay mucho camino por recorrer, sobre todo en los juegos que son cien por cien azar, pero póquer y apuestas ayudan mucho en esa tarea». Sara Mariani trabaja para Luckia, y eso ha de notarse en algún momento: «Yo empecé a trabajar en Luckia, además, porque la veo como una marca joven, cercana; vendemos tiempo de ocio, y con las apuestas, una manera de traer nuevo público a los salones. El cliente tradicional está, incluso, más feliz porque ve más trasiego en el local. Para el socio, las apuestas presenciales son muy rentables; ofrecemos la posibilidad para aquellos que se desplazan al local de ver los partidos en abierto, cuotas muy atractivas respecto incluso a las apuestas online y una vertiente social que en Internet no se da. La apuesta es opcional, puedes ver el partido comiéndote una hamburguesa con otras personas, simplemente». Y nosotros pensamos, sinceramente, que ese es el camino correcto. Hemos estado varias veces en un Luckia Sport Café y quizás “comodidad” es la sensación que mejor define el momento. Pero no olvidemos otra cuestión, que también nos señala Sara: «Con las apuestas de Luckia garantizamos que el dinero se queda en España al ser una empresa 100 % española”.

Se declara melómana -y lo es, pues nos habla tanto de rock como de arias operísiticas-, aunque admite que el hard rock de los 70 es una de sus debilidades. Destaca a Muse, que tiene pensado ir a ver al festival de Benicassim y a su prima, Nat Simons, una cantautora country a la que ya seguía en Spotify, cosa que no reconozco cuando hablo con Sara Mariani porque no viene al caso, aunque no oculto que sé quién es.  También disfruta del deporte, sobre todo de la bici, el yoga, y el piragüismo. Y de los animales, claro, que defiende tanto como nosotros. Establecemos una competición sobre cuántos gatos y perros tenemos, y cómo de alérgicas son nuestras parejas -lo que añade cierto componente épico y dramático a nuestras adopciones- aunque nos hace un jaque mate cuando nos cuenta que el regalo de su boda son unos broches de “Broches Solidarios Angie” cuyos beneficios van directos a asociaciones en beneficio de los animales.

Terminamos la conversación porque José González va a salir a hablar y queremos estar presentes. Ya seguiremos otro día. Seguro.

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