«Cuando eres joven los prejuicios llegan, pero menos».
Alfredo Kindelan, Director Presencial de Sportium, fue uno de los asistentes al evento que la marca para la que trabaja organizó en el estadio Benito Villamarín el pasado mes de octubre. Ingeniero Industrial de profesión, es un hombre sosegado, de talante serio. Sin embargo, adivinamos en él una faceta divertida, quizás porque cuando nos relata determinadas anécdotas lo hace con una sonrisa enigmática que induce a pensar que omite determinadas partes. Cierto, eso lo haría cualquiera cuando habla con un par de desconocidos mientras le apuntan con una grabadora; pero él no trata de dar una imagen que no se ajusta a la realidad, simplemente cuenta lo que le apetece contar, lo que dice mucho de su manera de ser.
Licenciado en Ingeniería Industrial, antes de trabajar para Cirsa lo hizo en otras empresas de distintos sectores: «Lo primero que hice fue trabajar para una constructora haciendo un Burguer King en Madrid. Luego estuve en Gamesa con el tema de las renovables y los molinos de viento. Lo último fue en el País Vasco, en Fagor Arrasate». Aunque viene de otras industrias llega a la del juego sin recelos; al menos, no con los típicos: «Cuando eres joven los prejuicios llegan, pero menos. Yo tenía ya un amigo trabajando en CIRSA así que no tenía un concepto muy distinto del que es en realidad».
Dentro de la propia CIRSA ha tenido la posibilidad de tocar los diferentes subsectores: «Empecé en en la compañía hace doce años, en Madrid, con los Parques Reunidos. De ahí pasé a trabajar en los salones en Andalucía durante un año; realmente llevaba Andalucía y Extremadura. Cuando empezó Sportium allá por 2007 me fui con ellos. Empezamos en Madrid, luego Aragón, Valencia y ahora ya casi toda España».
Alfredo es de Madrid, pero trabaja en Barcelona. Le preguntamos cómo ha sido el cambio: «Cataluña está muy bien, hay playa, montaña, la gente es muy agradable. Una de mis hijas es catalana. Incluso puedo decir que vivo mejor en San Cugat que en Madrid, pero eso no quita que mi familia y mis amigos estén en Madrid y lo eche de menos». Es curioso cómo mucha gente dice “soy de tal sitio, pero trabajo en este otro lugar”. La tierra, los orígenes, tiran, eso es indudable y a veces, ineludible. Quizá por eso hay una Feria de Abril en Barcelona.
El hecho de vivir en Cataluña ha matizado también las vacaciones de Alfredo Kindelan: «Yo siempre he sido muy de mar, siempre veraneamos en Mojácar. Antes íbamos a Pollensa. A raíz de vivir en Cataluña hemos entrado en contacto también con la montaña. Este año, por ejemplo, hemos ido a Grazalema (Cádiz) y me ha encantado». Sin embargo, no sólo el lugar de residencia ha sido determinante para elegir destino durante las épocas de descanso: «Mi mujer es de Cádiz, de Jerez. Allí nos casamos. Si tengo dos semanas de vacaciones vamos una a ver a mis padres a Madrid, y otra a ver a los suyos en Jerez».
Padre de dos hijas, admite que sigue acudiendo al cine «aunque han cambiado un poco las películas que vamos a ver [risas]». Es aficionado al deporte, si bien se trata de una afición que requiere tiempo, algo que a Alfredo Kindelan no le sobra: «Me gustaba muchísimo el fútbol, pero hace tiempo que no juego. De hecho, hicimos un equipo para jugar en la liga interna que organiza la empresa. El pádel también me gusta».
Hablamos durante un buen rato sobre los diferentes caracteres de los habitantes de las capitales andaluzas, y demuestra que conoce bien las disparidades entre una provincia y otra. No le han hablado muy bien del carácter granadino, y algo de verdad hay en el prejuicio. Pese a que es cierto que una temporada aquí lima bastante esa idea preconcebida, quizás sea menos espectacular que el cambio de opinión que se observa entre los que se acercan a la industria del ocio por primera vez.