Durante los días 28, 29 y 30 de marzo asistimos al esperado retorno de la Feria Internacional del Juego. No podemos decir que nos haya defraudado lo más mínimo, esta trigésimo sexta edición ha venido cargada de novedades. Los principales medios del sector se han hecho eco de todas las noticias relacionadas con el evento, y cada compañía ha enviado notas de prensa donde se relatan lo que ofrecen a los asistentes. Nosotros, por nuestra parte, hablaremos de otras cuestiones. Ya saben.
Comenzamos, y no podríamos hacerlo de otra manera, destacando la cantidad de expositores; además de los stands de las marcas habituales, hemos observado que se han multiplicado los de empresas que ofrecen a los profesionales de la industria del ocio soluciones y servicios para sus explotaciones. Especialmente llamativas son las medidas de seguridad propuestas para salones, bingos y casinos. A los ya clásicos cajeros, que hoy en día son capaces incluso de llevar la contabilidad, se han unido otras curiosas como un sistema de alarma que inunda los locales con una espesa niebla que hace imposible cualquier acción diferente a sentarse en el suelo y esperar a que llegue la policía. El sector del juego genera, como ya hemos señalado en muchas ocasiones -cada vez que podemos-, riqueza social en forma de empleos directos e indirectos, impuestos y entretenimiento. Pero es la primera vez que hemos sido conscientes de que también mueve una cantidad enorme de dinero en forma de servicios contratados a otras empresas -que a su vez pagan impuestos y necesitan empleados-. Es, así mismo, una prueba de que el sector está saliendo del ostracismo al que ha estado sometido desde su despenalización, que las compañías ajenas al juego están comenzando a observar las posibilidades que brinda juego privado. Y eso es bueno para todos.
Por otro lado, las máquinas tipo A y aparatos diversos como los futbolines han ganado espacio de manera notable. Máquinas recreativas de aspecto retro con miles de juegos clásicos, simuladores de todo tipo y juegos infantiles con los que se divierten sobre todo los adultos (como las películas de Pixar) fueron visibles en todos los pasillos. Reflexionamos durante un buen rato, sobre todo tras hablar con uno de los responsables del puesto de máquinas Factory Arcade, si no sería una buena idea colocar una de esas máquinas en los salones, en especial junto a los máquinas de apuestas. Dado que las apuestas buscan atraer un público joven a los salones, es posible que entre ellos se encuentra algún nostálgico de los juegos en los que empleaba cada moneda de veinticinco pesetas que caían en sus manos durante la adolescencia. Esto es, cualquier persona entre los treinta y cuarenta años. Nosotros dejamos esto aquí. Mención especial merece el nuevo futbolín con barras de fibra de carbono de Presas. La firma gallega sigue invirtiendo en I+D+I para lograr la excelencia en la fabricación de futbolines. Bravo.
La publicidad ha sido por supuesto protagonista. Los distintos actos promocionales han sido tan dispares como divertidos, resulta obvio que ha habido una gran inversión en marketing. Desde una exhibición futbolístca hasta auténticas obras de ingeniería en la decoración de los propios stands. Ver a los vikingos de Cirsa levantar el Martillo de Thor con un concierto mariachi como banda sonora fue uno de esos momentos impagables. Y para concluir este tema, una apreciable y evidente evolución con respecto a la trigésimo quinta edición de la Feria lo constituye el progresivo abandono del uso de la mujer como reclamo. Aún quedan marcas que apuestan por este tipo de imagen, pero ya son las menos. Afortunadamente.
En próximos números hablaremos de estas cuestiones de forma más profunda, menos somera, y publicaremos las entrevistas que hemos mantenido con los responsables de los diferentes sectores así como de la galería de fotos. Además, como novedad, en esta ocasión les ofrecemos un vídeo. Esperamos que les guste.