«El juego se asemeja un poco a los coches con el tema de los boletines y el control que se hace de cada unidad»
José Antonio López es el encargado de la administración de la empresa sevillana CÁNORA 2011. Pudimos hablar con él en el despacho que ocupa en las oficinas de la compañía. Nos resultó especialmente interesante por dos razones: una, que se trata de un hombre de cuarenta y cuatro años que nunca había tenido relación con el mundo del juego por lo que representa a una gran parte de la opinión pública. Y dos, por una reflexión a la que nos conduce la conversación y que explicaré un poco más adelante.
«En Cánora entré en 2012. He trabajado también en empresas de otros sectores, eso sí. La verdad es que choca un poco cuando te dicen que vas a trabajar en una empresa de juego. Nunca he jugado a una máquina, no me llaman la atención». A nivel de administración, las empresas del sector del juego no son muy diferentes a otras, salvo por una cuestión esencial: «Cambia a la hora de manejar la documentación de las máquinas.. No sabía que existiese un control tan exhaustivo, hay más burocracia de lo que puede parecer». Ni él, ni casi nadie sabe que una máquina de juego está más fiscalizada que una herencia en Andalucía. Sin embargo, «mi visión sigue igual. Sigo sin jugar a las máquinas [risas], no me gustan».
Declarado sevillista, es «árbitro de fútbol sala a nivel de distrito». Juega al fútbol sala y hace natación «por hacer deporte». Y le gustan mucho los videojuegos: «Sobre todo los shooters. Ahora juego mucho al CS: GO. Me gusta jugar una horita al día, cuando salgo de trabajar». Para los que no dominan el tema, los shooters son juegos de disparos en primera persona y el CS: GO [Counter-Strike: Global Offensive] un juego competitivo en el que se enfrentan dos equipos. Es muy divertido porque son partidas rápidas en las que los miembros de cada equipo suelen coordinarse por voz. Cuando mueres tienes que esperar a que acabe la partida para volver a jugar, pero mientras tanto puedes seguir observando la partida y darle pistas a los compañeros que siguen con vida. En palabras de José Antonio: «Cuando salgo de trabajar suelo jugar una horita, entre las ocho y las nueve normalmente. Es un juego muy dinámico, y que permite además hablar con los compañeros de equipo. Es muy importante coordinarse y la estrategia. Además, las armas que puedes manejar son muy fáciles de utilizar, aunque siempre tienes un diez por ciento de suerte». De suerte. Bien, sigamos.
Por su edad intuyo que los ordenadores actuales no son los primeros ordenadores que ha usado: «No, claro, yo empecé con el Spectrum. Por aquella época estaba el Spectrum, el Commodore y el Amstrad. El Commodore desapareció, y entre el Amstrad y el Spectrum me quedé con el Spectrum porque el otro tenía la pantalla esa verde y no me gustaba. Pero había una dicotomía entre esos dos ordenadores». Dicotomía. Suerte y dicotomía.
Y aquí llega mi reflexión. Los juegos de dinero, esto es, los slots, son la evolución lógica de las antiguas recreativas. Cuando yo jugaba con las monedas de cinco duros en los salones de mi barrio lo hacía para pasar el rato, para intentar superar el reto de pasar de fase. Ese era el premio, el incentivo, llegar más lejos que el resto y vencer a la máquina. Hay muchas personas que no se sienten atraídas por esa sensación, pero sí por la posibilidad de obtener un premio en metálico. Pero, en esencia, es lo mismo: es como si al pasar de fase te devolvieran la moneda de cinco duros. A José Antonio López no le gustan los juegos de azar, pero sí los videojuegos, lo que es tan respetable como legítimo. Pero no hay diferencia entre él (o yo, que también juego al CS: GO y unos cuantos más) y un jugador de slots. Simplemente, nuestra motivación es distinta. He hablado con muchas personas de la industria y nadie me ha dado la razón, aunque yo sigo pensando que la tengo.
