«Treinta y seis años dan para mucho, y más en un mundo tan dinámico como este»
María José Gallardo, actual Vicepresidenta del Grupo R. Franco, es una mujer que debería aparecer con frecuencia en los medios de comunicación. Ella sí constituye un modelo, un verdadero ejemplo a seguir . Es científica, licenciada en Físicas en la especialidad de Cálculo Automático y aficionada a las Humanidades. Es una ingeniera de éxito en un sector tradicionalmente de hombres y que fue elegida en un proceso de selección donde ser mujer restaba puntos. Hace treinta y seis años, nada más, y nada menos. Y, aunque ella, en un principio no nos lo cuenta, es la creadora de una de las máquinas más emblemáticas del Sector y que es fácil seguir viendo en muchos locales: la Santa Fe.
Natural de Ciudad Real, desde joven tenía claro a lo que quería dedicar su vida profesional: «Al principio dudé entre Física o alguna ingeniería. Pero me decidí por Físicas quería ser científica, y me gustaban mucho la física y las matemáticas. Estudié con beca Y tuve la suerte de encontrar el trabajo perfecto para desarrollarme. En un principio me cogieron para programar máquinas para bares, pero hacer un buen programa de juego, se necesita conocer lo que el jugador siente al jugar, y efectivamente el diseñar juegos es, sin duda, lo más bonito de todo mi trabajo. En un principio eramos un equipo reducido, pero nos involucrábamos mucho con el producto, como Joaquín y Jesús [Franco]. Treinta y seis años dan para mucho, y más en un mundo tan dinámico como este, y si juntamos tecnología, producto, diseño, cliente, normativas, asociaciones y relaciones institucionales configuran es ese trabajo perfecto del que os hablaba».
Le pedimos entonces que nos detalle cómo acabó trabajando en una de las empresas más importantes del sector allá por 1981, y lo que nos cuenta nos deja total y absolutamente impresionados:
«Yo entré siendo estudiante. Vino a la facultad el Jefe de Laboratorio de Recreativos Franco. Resulta que era Licenciado en Física, y quería un par de físicos para programar las máquinas. Me presenté, pero tenía claro que no me iban a seleccionar porque había más de cincuenta aspirantes y, además, no querían mujeres. Pero me seleccionaron a mí y a otra mujer. Y así entré, como ingeniera de software. La primera máquina que hice fue la Baby Fruits». Mérito, primero, por ser pionera y abrir el camino a otras mujeres. Y, segundo, por programar una máquina mítica que ha recibido entradas y entradas en diferentes blogs dedicados al mundo de la tragaperra clásica. Pero, y quizás sea lo más destacable, nos encandila la tranquilidad con la que habla, la humildad con la que nos cuenta cómo nunca ha dejado de aprender, de pelear día tras día por hacer un trabajo excelente en el que poder verse reflejada. «Es importantísimo rodearse de gente que sepa más que tú para aprender todos los días. Si no aprendo de lo que me dices… mal. Siempre pienso “siembra para que tus frutos los recojan otros”. De por sí sembrar es enriquecedor».
Pero si de algo se da uno cuenta sólo con charlar un rato -veinte minutos, concretamente- con María José Gallardo es de su inteligencia. Y del buen uso que hace de su inteligencia, porque se trata de una mujer polifacética que, en todas sus vertientes, ha sabido sacar partido, para su carrera profesional: «Soy técnica, pero me gustan las Humanidades. Me gusta la Filosofía, me encanta la Psicología… Cuando hacemos una máquina pensamos en los alicientes que va a tener el jugador para jugar a esa máquina. Las máquinas, además, hoy son inteligentes, se adaptan a la manera de jugar de cada persona. La psicología juega un papel esencial también. Me gusta comprender a las personas, ser empática».
Fuera de la industria del ocio, a María José Gallardo le gusta coser, hacerse su propios diseños: «Me gusta coser, esto lo sabe poca gente [risas]. Es que me encanta el diseño en general». Pero sobre todo, su gran afición es «escribir». Le preguntamos, sabiendo de antemano cuál va a ser su respuesta, si está escribiendo algo actualmente: «Pues sí, estoy ahora escribiendo una novela [lo reconoce tras una risa nerviosa]. De ficción. Me gusta también leer, claro, sobre todo la novela policíaca».
Tras un rato de charla, y justo antes de despedirnos, al preguntarle por alguna anécdota curiosa en el Sector, nos cuenta una relacionada con los hermanos Franco: «Joaquín y Jesús estaban casados con dos hermanas; se casaron, además, el mismo día. No se podían ir a la vez de viaje de novios, por lo que se lo jugaron a cara o cruz. Joaquín lanzó una moneda y eligió cara. Y salió cara. ¿Quién se juega algo así al azar? Un día, hablando con Joaquín sobre ese tema, le dije que las cosas importantes de la vida no se ponen en manos del azar. Me contestó que él en ningún caso dejó esa cuestión al azar, que tenía una moneda con dos caras. Después de fallecer Joaquín, charlando con Jesús, me confesó que él ya sabía que la moneda tenía dos caras».
¿Os ha gustado? – nos pregunta- y ella misma nos confiesa que la última parte se la ha inventado, porque cree que define perfectamente la complicidad que entre ellos había. «Ya os he dicho que me gusta inventar historias». Y nosotros no esperábamos menos. Tan bonita como definitoria: no sólo del tipo de vínculo que unía a Jesús y a Joaquín Franco, sino también de cómo es María José Gallardo.