«Me metí por la ilusión del proyecto y porque era un trabajo muy atractivo. Y lo es».
El Comercial de Apuestas en la zona sur de Galicia de la marca Luckia es Víctor Nerga. Tuvimos el placer de hablar con él durante la pasada edición de la Feria Internacional del Juego, en el stand de la empresa gallega. Durante la charla vivimos uno de los momentos más surrealistas y divertidos de los acontecidos hasta la fecha: estamos sentados alrededor de una mesa con alguien que apenas conocemos de vista, y al que le vamos a preguntar la edad, si está casado o tiene hijos, cuando de repente se abre la puerta y nos ofrecen unas uvas gigantes en pleno mes de marzo. Ninguno de los allí presentes podemos contener la risa y las ganas de probar la fruta. Deliciosa, por cierto, auténtico sabor de amor, como decía la canción. Casi tanto como este trabajo.
Víctor Nerga nació hace treinta y ocho años en Pontevedra. Después de trabajar para una cadena de supermercados y luego para Pepsico, recala en Luckia hace cuatro años: «Tengo un ciclo de comercio y marketing. En un proceso de selección contactaron conmigo. Yo no sabía nada de ellos, incluso te puedo decir que hace cuatro años buscabas en Internet y no había mucha información. Me metí por la ilusión del proyecto y porque era un trabajo muy atractivo. Y lo es, ¿eh? Cada año ha ido cambiando esto exponencialmente. Es una experiencia muy bonita, algo totalmente nuevo. Tiene mucha opción de futuro. Y lo mejor es que haces piña con todos los compañeros, no hay diferencias en los niveles de mando. Eso aporta mucho en el día a día».
Él lleva toda la parte sur de la comunidad gallega; como en Andalucía hay fuertes diferencias entre el este y el oeste, le preguntamos si algo parecido sucede en Galicia: «No, que los de arriba están más al norte y los de abajo, más al sur [risas]». Es la respuesta más gallega que he escuchado en mucho tiempo. Sigue: «Galicia no es muy grande, Andalucía es que es enorme». Comentamos entonces que quizás el sur y el norte del país tienen más cosas en común de lo que pensamos. La conversación viene a colación porque nos comenta que «si la normativa no abre la hostelería, el producto tarda más en conocerse, sobre todo en un país como el nuestro, donde la hostelería pesa mucho». Los del sur pensamos que la cantidad ingente de bares por habitante es un fenómeno exclusivo del sur, y no, no lo es.
Víctor Nerga es un hombre de gustos sencillos: «Me gusta ir al cine con la familia, jugar un partido con los colegas o pasarme un domingo tirado en el sofá. No tengo aficiones extrañas, soy una persona muy normal». Claro que con un hijo de ocho años tampoco queda mucho tiempo para desarrollar otro tipo de hobbies: «Al final la familia te demanda. Los niños, además, cada año se van. De un día para otro te das cuenta de cuánto han crecido». La mirada de Víctor refleja nostalgia y orgullo a partes iguales. Y la mía, probablemente, cierta envidia.
Le decimos adiós y salimos del habitáculo que Luckia ha habilitado para hacer negocios y que a nosotros nos ha venido de perlas. Qué bien nos ha caído Víctor, y qué buenas estaban las uvas.