Manuel Miguel Madrid

«El trabajo ha dado sus frutos. Creemos que vamos a ser líderes en puntos de venta».

La autorización de las apuestas deportivas en Andalucía ha abierto en nuestra comunidad la puerta hacia un mundo nuevo e ilusionante. Basta con pasear por cualquier ciudad andaluza para observar cómo en la mayoría de los salones han aparecido pizarras que anuncian los partidos del día. Pizarras que en no pocos casos están acompañadas de carteles que rezan la maravillosa frase “Se necesita personal”. Este despliegue está precedido por el trabajo de cientos de profesionales que, durante años, han estado trabajando para que todo esto haya sido posible. Un trabajo tan agradecido como desapercibido. Manuel Miguel Madrid, miembro del Departamento comercial de CODERE en Andalucía es uno de ellos, y tuvimos la oportunidad de hablar con él Torremolinos.

«Mi apellido es Madrid, CODERE es la casa de apuestas oficial del Real Madrid, pero yo soy del Barça, que quede claro [risas, comienza diciéndonos. «Yo me dedico sólo a las apuestas desde hace un año y medio, aunque llevo doce años en el sector. Antes me encargaba de las máquinas B». Le preguntamos si está contento con el resultado, y desde que luego lo está: «El trabajo ha dado sus frutos. Creemos que vamos a ser líderes en puntos de venta. Esperamos tener el cuarenta por ciento de salones en Andalucía. Ofrecemos experiencia, y eso se nota».

«Hay mucha diferencia entre las máquinas y las apuestas; las apuestas necesitan más seguimiento, estar más encima. Pero son emocionantes porque es un sector que hemos creado nosotros, somos pioneros, antes no existía. Y te sientes responsable del nacimiento». E imagino que el orgullo será comparable a la importancia del arranque del nuevo subsector dentro del juego. Una actividad económica que, en palabras del propio Manuel Miguel Madrid «trae unas expectativas de trabajo y de ganancias. Lo que viene es muy bonito, muy emocionante».Manuel, nacido en Córdoba, viene «del sector de la carne, que es muy, muy diferente al del juego» dedica muchas horas a su trabajo. Tanto, que se ha visto obligado a renunciar a su principal hobbie, la cetrería: «Tuve que vender el halcón porque no tenía tiempo de sacarlo a volar cada dos días. Y al ver que no iba a poder cuidarlo como es debido, decidí venderlo. Pero me sigue apasionando ese mundo». Un mundo que desconocemos más allá de exhibiciones, por lo que inquirimos sobre el tema: «Tienes que sacar el halcón a volar al menos una vez cada dos días. Y por supuesto, con licencia. De hecho, agentes del SEPRONA vienen, o venían, cada tres meses a mi casa a comprobar el estado del halcón. Y lo miraban todo con mucho detenimiento, sobre todo las garras y el pico. Está controladísimo». No podemos dejar de pensar “anda, cómo el juego”. Y también como el juego, es un mundo prácticamente desconocido por la inmensa mayoría. Cuántos detalles del mundo en el que vivimos nos estaremos perdiendo.

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