«El juego offline seguirá existiendo, la gente seguirá yendo a un sitio a divertirse».
Isabel Fernández es la actual Directora de nuevos proyectos e innovación del Grupo Vid. A decir verdad, tenemos especial curiosidad por conocer a la persona que marca el camino de una de las empresas de la industria del ocio que presta más atención a las nuevas tendencias. Nos insiste para que tomemos un café, invitación que aceptamos, y durante los siguiente quince disfrutamos de un buen café solo y una charla relajada desde el primer momento. Comenzamos, como siempre, investigando un poco en su pasado: «Cuando mi madre creó la empresa yo estaba estudiando Económicas en Málaga. Estuve un año en Londres para aprender inglés, pero cometí el error de hacer el COU en español porque tenía miedo de perder un año. Yo en realidad quería volar por mi cuenta, y no porque no me guste este sector, que me encanta. Es que hice un proyecto de fin de carrera sobre un McDonald’s, y me involucré tanto que el dueño de la franquicia me ofreció trabajo. Pero mi madre estaba hasta arriba de trabajo y me puse a trabajar para ella. Empecé desde abajo, en la centralita, que me encanta, por cierto. Luego pasé a contabilidad y de ahí, a comercial. Fue una experiencia muy chula, conocí a mucha gente. Pero los locales que montábamos propios me quitaba mucho tiempo, y me di cuenta que era lo que de verdad me gustaba, la distribución de los locales». Isabel es una mujer que habla mucho de la actitud ante la vida, de cómo una visión positiva puede cambiarlo todo. De hecho, ella ha escogido su lugar en la empresa precisamente por eso. Las personas que buscan (y encuentran) lo positivo en todas las situaciones suelen tener buen carácter, y resulta ser un comportamiento terriblemente contagioso. En Vid impera el buen ambiente y ya empezamos a comprender por qué.
Adelantarse al futuro está en el ADN del Grupo. Isabel nos cuenta que siempre están atentos a lo que estar por venir, tanto a nivel de producto, como de coyuntura económica: «Nosotros cambiamos el tema de los centros de ocio porque vimos que ya no venían máquinas nuevas de tipo A. Tuvimos que transformar los negocios, en plena crisis. En el tipo B cada vez hay más novedad, sin embargo. Además, antes los niños desfogaban en un playground, pero ahora todos tienen actividades extraescolares. De todas maneras, los niños tienen que seguir divirtiéndose, pero para que los padres también puedan divertirse. Por eso ha cambiado la oferta». Hay que ser valiente para cambiar el modelo de negocio en plena crisis, pero vemos que se puede. Y además con éxito. «Ahora vamos a Miami a ver qué está pasando en los centros comerciales americanos. Queremos verlo de primera mano porque eso acabará llegando aquí».
Ella, por su parte, maneja sus propias predicciones: «El juego offline seguirá existiendo, la gente seguirá yendo a un sitio a divertirse. Pero mira lo que ha pasado con el tipo A, que se ha transformado en un mundo digital online. Pero hemos puesto un sitio para que vengan a conocerse, a verse, a relacionarse. Y de paso, que vean que existe otro tipo de juego. Es la única manera de meter un gamer millennial en un salón. Y al nuestro vienen… Mis hijos el año que vienen ya no tienen libros, será todo a través del iPad. Habrá que adaptarse al futuro». Al futuro, pero sobre todo a las próximas generaciones que no entienden el mundo analógico. Mi sobrino, cuando tenía cuatro años, intentó acercar una foto en un portarretratos utilizando dos dedos. Por no hablar del trabajo que me costó explicarle que la televisión no es táctil. Aprender a pensar como él es quizás el mayor reto de los diseñadores de la industria del ocio.
Nosotros aportamos nuestras impresiones; siempre hemos defendido un cambio en las máquinas, que deberían hacer mayor hincapié en premiar la habilidad del jugador. Ella entonces nos aclara: «En Las Vegas nació una empresa que está fabricando, creo que en Los Ángeles, una máquina como la Photo Play, pero que mezcla azar y habilidad. Han tenido problemas para homologarla en Estados Unidos pero al final lo han conseguido. No están recaudando mucho, pero nosotros estamos deseando traerlas. Tengo clarísimo que el futuro pasa por ahí». Como les decía, estamos totalmente de acuerdo. Cierto es que no tenemos una opinión formada a partir del análisis de una cantidad ingente de datos relacionados con el rendimiento, pero sí desde la perspectiva del consumidor. Y nosotros, incluido nuestro círculo, somos potenciales clientes de ese tipo de máquinas. No sé si somos el futuro, pero sí el presente, eso seguro. «Tenemos mesas de ping-pong en los salones. Y las tenemos que tener, primero porque recaudan, pero sobre todo porque lo demandan muchos clientes».
Las aficiones de Isabel Fernández están íntimamente relacionadas con su trabajo: «Viajar. Estar con mis hijos. Tengo dos, uno de diez y otro de nueve. Y hacer deporte. Sobre todo caminar, yoga y funcional. Lo transmitimos a nuestros empleados también. Y nos lo agradecen. Me gustaría hacer más, pero entre viajes, trabajo… Siempre hay que buscar un hueco, caminar todo lo posible. Y comer bien». Aunque sorprende que tenga tiempo libre, sobre todo tras conocer que Isabel mantiene también una intensa actividad asociativa: «Estoy muy metida en las asociaciones. Hay que cambiar muchas cosas, hay mucho trabajo por hacer. Ojo, que hasta ahora lo han hecho bien, no quiero decir eso. Admiro mucho a las personas que llevan toda la vida en esto y han conseguido lo que tenemos hoy. Pero los tiempos cambian, y hay que adaptarse». (Isabel es presidenta de ANESAR Andalucía y recientemente proclamada presidenta de SAJUCAL, la Asociación de Empresarios de Salones de Juego de Castilla y León)
Esto es lo que hablamos con Isabel Fernández. Y qué bueno estaba el café, por cierto.