«A mí me gustaba la calle, el trabajo de comercial, por eso me metí en política».
La última de las personas con la que hablamos en la sede del Grupo Vid fue Diego Naranjo, Director de Expansión y Desarrollo. Además de ser un muy buen conversador, nos preparó un café exquisito. No pudimos empezar la charla con mejor pie.
Diego, un hombre risueño que transmite cercanía desde el primer momento, es de esas personas que busca sinónimos para no repetir un palabra cuando habla, lo que enriquece muchísimo, más de lo que parece, cualquier discurso. Parece evidentemente que está acostumbrado a dialogar, y tras escuchar su biografía entendemos que no nos hemos equivocado: «Yo soy de La Coruña. Llegué a Andalucía en 1993 para estudiar ingeniería de minas en Huelva. Estudiando la carrera me introduzco en el mundo de la política, concretamente como asesor del que en ese momento era alcalde de Huelva. De ahí pasé a la Diputación de Huelva, luego al Parlamento de Andalucía y al final terminé en el ayuntamiento de Estepona. Todo esto terminó en el año 2002 ó 2003 en el que abandoné la política y empecé a trabajar en un centro comercial gerenciando un centro de ocio, y ahí conocí el Grupo Vid. Desde el primer dí dirigí la unidad de Expansión y Desarrollo. Y hasta el día de hoy». La política consiste -o debería consistir- en un diálogo entre los representantes de diferentes intereses que buscan un punto de encuentro. Ser preciso en el lenguaje resulta vital para hacerse entender, y eso a Diego Naranjo se le da muy bien.
¿Cómo lleva un gallego vivir en Andalucía? «Mi padre era de Huelva, y era ingeniero de minas. Estudié la carrera un poco por tradición, por cuestiones sentimentales… Pero no porque me gustara. A mí me gustaba la calle, el trabajo de comercial, por eso me metí en política. El destino me trajo a Málaga, aquí conocí a mi mujer y ahora tengo dos hijos; y trabajo en una industria que me apasiona . Yo desde pequeño siempre he tenido muy claro que mi vida iba a estar en Andalucía, y así ha sido. Siempre me ha gustado muchísimo Andalucía, un cincuenta por ciento de mí es de aquí. Mis raíces son muy gallegas, es cierto que los primeros años son los que marcan, pero soy también muy andaluz, conozco Andalucía mejor que muchos andaluces [risas]».
Disfruta de poco tiempo libre, pero sabe perfectamente a qué dedicar el que tiene: «Soy un turista magnífico, me encanta viajar. Pero lo que más me gusta es que llegue el fin de semana y estar en mi casa con mis hijos y mis amigos. Disfruto mucho el hogar con mi gente, con mi familia y mis amigos. Me gusta mucho el deporte, sobre todo el pádel y un poco menos el golf. Y ver a mis hijos jugar al baloncesto, cosa que también hago todos los fines de semana [risas]. Me estoy planteando hacerme entrenador [risas]». Afirma que su destino favorito es Portugal, aunque admite que el viaje que más le ha marcado fue a Egipto: «Me marcó tanto que me he aficionado a leer libros sobre Historia Antigua y sobre la Atlántida». Le preguntamos entonces cuál es su teoría: «Yo coincido con Manuel Pimentel, creo que estuvo en Andalucía, probablemente en la zona de Huelva».
Terminamos la conversación charlando sobre política. Él nos cuenta sus impresiones, nosotros las nuestras… En fin, ya saben. Diego no nos pide que no lo publiquemos (de hecho, nos dice «si lo digo, es porque lo pienso»), pero mejor nos quedamos con la Atlántida. Hoy, más que nunca, nos hace falta un poco de utopía.