M.ª Ángeles Júlvez

«Creo que debemos actuar como facilitadores porque la actividad está muy intervenida».

Si algo nos ha quedado claro es que la transparencia es una condición sine qua non para lograr la confianza de la opinión pública. Al margen de otros muchos factores, también necesarios, conocer cómo funciona cualquier actividad mejora la consideración de la misma. Esto también funciona con las personas; cuanto más cercana se muestre en una conversación y más transparente nos resulte tendremos la sensación de formarnos una opinión con cierto conocimiento de causa, por lo que sabremos cómo actuar o no, lo que invita a relajarse. María Ángeles Júlvez, Directora General de Justicia e Interior del Gobierno de Aragón, es de esas personas. La sencillez con la que nos cuenta cómo llegó a ostentar el cargo que ocupa sorprende -para bien-: «No conocía el sector; yo tomé posesión un 22 de julio y llegué a la Dirección General de Justicia e Interior, que es enorme. Empezaron a pedirme entrevistas asociaciones, empresas… y yo tuve que pensar: “A ver, soy jurista. Dejadme que me empape el marco legal primero, dadme un tiempo, y ya para octubre podré transmitiros los planes que hay para la legislatura y las políticas de trabajo”. Y así lo hice. La Jefa de Servicio que había, y que hay, Elena Pérez, es una mujer extraordinaria y una jurista brillante. Me dijo que le parecía una muy buena idea que primero empezase a comprender el marco legislativo, y se ofreció a explicarme cualquier duda. Me puse como si estuviese  otra vez estudiando oposiciones [risas]. En noviembre tuve que comparecer en las Cortes y expliqué cuál era la situación del juego en ese momento. El juego generaba entre novecientos y mil puestos de trabajo, que no es moco de pavo, y se recaudaban directamente unos treinta y dos millones de euros, lo que no es poco para una comunidad pequeña como Aragón, pero sí que echaba de menos políticas de control en el juego presencial, sobre todo en cuanto al acceso de menores y de prohibidos; como la unidad de policía adscrita también depende de mí, planificamos un sistema general de inspecciones para ver de qué estábamos hablando, hasta qué punto las empresas eran cumplidoras. Tras ello, evidentemente recibirían todo el apoyo de la Dirección General. Expuse la política de agilizar los trámites burocráticos, homogeneizar criterios, estar en comunicación con las otras comunidades autónomas para que todos vayamos en la línea más cercana posible porque es lo más favorable. Después de eso ya empecé a recibir a empresas y asociaciones, y a todas les pedí lo mismo: colaboración total y absoluta con la Dirección General. Creo que debemos actuar como facilitadores porque la actividad está muy intervenida». Les aseguro que la transcripción es literal. Es el ejemplo perfecto de cómo sencillez no quiere decir simpleza.

Nos cuenta que «la gente reaccionó de manera fantástica», de lo que deducimos que la cooperación entre administración y la industria del ocio en Aragón es cercana. Pero, sin embargo, los ataques al sector no han cejado, más bien al contrario. «La imagen para el ciudadano de a pie ha sufrido muchas idas y venidas; las empresas del sector son punteras, pero es un mundo muy intervenido. Veréis, cuando se pasa de la prohibición a la regulación se interviene para garantizar la licitud. Pero lo que más bulla crea son los problemas de la persona como consecuencia del juego, eso creó alarma social. El juego patológico existe, y la administración está obligada a hacer campañas de prevención e información, pero también a proteger la actividad empresarial. Y la excepción se magnifica y se hace general. Pero es una excepción. Estos años han sido de cierta paz empresarial, pero de un tiempo a esta parte ha habido un desequilibrio. La transparencia es esencial para todo, lo he aprendido con mi experiencia. Yo soy más técnica que política, y siempre lo bueno es adelantarse a los problemas. Hace unos días tuvimos que activar el protocolo de Ébola. En el momento que se recibió la llamada del médico, de las primeras cosas que aconsejé a mi consejero fue que llamara a los directores de los medios de comunicación y les comentara que se había activado el protocolo, pero que no crearan una alarma social innecesaria. Era importante que lo supieran por nosotros. Pues con el juego pasa igual». Si todo el mundo fuese consciente de que absolutamente todas las monedas tienen dos caras, no existirían las posturas maniqueas que se defienden con frecuencia.

Cuando le preguntamos a María Ángeles Júlvez si conocía el sector del juego con anterioridad, la respuesta no puede ser más franca: «Mi relación con el juego es exclusivamente profesional; antes iba al bingo una vez al año porque un amigo tenía la costumbre de celebrar su cumpleaños allí, hasta que he llegado a ser Directora General; ya no puedo ir al bingo porque en Aragón lo tengo prohibido por mi cargo, así que le he cambiado la costumbre y el lugar de celebración del cumpleaños [risas. Observando la contestación, decidimos preguntarle por su vida fuera de la oficina con la seguridad de que no nos va a defraudar.

«Soy gorrona de casa de mis amigos. Eso sí, mi casa también es una casa de acogida [risas]. Mi casa tiene tres dormitorios y un sofá; durante la Expo de Zaragoza creo que de los noventa días que duró, dormí en el sofá más de cincuenta [risas]. Y sobre todo hago jabones artesanales. Dependiendo de para qué se utilizan unos ingredientes u otro. Por ejemplo, para los bebés se utilizan el óxido de zinc para evitar las irritaciones de los pañales. Os enseño una fotillos, que soy una artista [más risas]». Y lo hace. Es genial, sin más. Pero no se pierdan cómo expone que viajar es otra de sus grandes pasiones: «Me encanta también salir de tapas. Lo que pasa es que con este trabajo tengo muy poco tiempo. Y me encanta hacer viajes largos, por ejemplo al Sudeste Asiático, que me lo he pateado en plan mochilera. Yo organizaba los viajes incluidos los visados de toda la cuadrilla, me llamaban Julveztour [risas]. Ya no puedo hacer eso». Sin palabras.

Nos quedamos un rato más hablando con ella, nos muestra algunas fotos más, y nos despedimos, no por decisión propia. Ojalá la opinión pública conociese un poco mejor la industria del ocio, y también a nuestros reguladores. No puedo añadir nada más.

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