Fran García (Parte II)

«A mí lo que más me gusta es el tema de la innovación».

Protecsur es una empresa relativamente joven. No podría ser de otra manera, los socios fundadores también lo son. Sin embargo, aunque la trayectoria como empresarios se remonte diecisiete años atrás, el primer contacto con el juego es bastante anterior: «Empieza por nuestro abuelo, que fue uno de los primeros operadores de Almería. Yo, pero sobre todo mi hermano [Juan] siguió también con mi tío. Con el tiempo vimos que había una serie de lagunas en el tema del servicio, especialmente en postventa. Había carencias, por lo menos en nuestra zona.  A nosotros nos gustaba más esa parte del negocio que la de operar en la calle, sobre todo por el sistema de negocio que han implantado los grandes. Así que en el 2000 montamos Protecsur».

Los hermanos García, sin embargo, no se limitan al servicio técnico; también tienen negocios relacionados con otros ámbitos del juego privado. Por ejemplo, regentan dos salones junto con otro socio, Juanjo: «En 2005, junto con nuestro socio, Juanjo, montamos un salón en Roquetas. Fue una decisión que tomamos yendo a la feria de Madrid. Y no nos arrepentimos, en absoluto. Es un negocio más. Luego abrimos otro en El Ejido, y si no hay imprevistos, tenemos la intención de montar el tercero». Y la distribución de máquinas recreativas: «Nuestra idea primordial no era la de vender máquinas, eso fue más mi empeño [habla Fran García]. Y fue una demanda de los mismos clientes. Es la forma que tienen de recompensarte los servicios que les has prestado». Y lo que está por llegar. Porque si algo nos queda claro es que Fran y Juan no se van a conformar. Nunca. De hecho, entre todas las actividades que desarrollan, el I+D es su verdadera pasión: «A mí lo que más me gusta es el tema de la innovación. Será por juventud, pero para mí el sector necesita un cambio ya. En hostelería se nos están haciendo mayores los usuarios. Los salones son otro mundo, y sí parecen que están evolucionando. Han entrado otros negocios, como las apuestas deportivas. Están entrando otras generaciones que empiezan a ver con buenos ojos esta modalidad de ocio. por ejemplo, en Londres ya se presentaron máquinas tragaperras de realidad virtual. Te ponías las gafas y entrabas dentro de la máquina. Incluso se puede jugar al póquer y tener la sensación de estar sentado en una mesa con jugadores que a lo mejor están a dos mil kilómetros».  Suena a tópico -quizás porque lo es-, pero el futuro ya es presente. Y el presente es de los que se atreven a arriesgar.

A ellos les va mejor que bien con su forma de hacer (y de decir) las cosas: «Con Protecsur trabajamos desde Málaga, hasta Alicante. Antiguamente se dependía sólo y exclusivamente de los fabricantes. Claro, la gente estaba acostumbrada a eso, y al principio a los operadores les costó mucho entender nuestro modelo de negocio. Pero al final se terminan adaptando porque nuestro servicio es más rápido y rentable; nosotros resolvemos los problemas en un tiempo máximo de 48 horas, que normalmente es menos. Antiguamente los operadores podían reparar las máquinas pero hoy es imposible. Las herramientas que hacen falta para cambiar una placa valen una fortuna». Se han ganado a los clientes desde la franqueza. Ellos creen sinceramente en su método, y eso se nota.

De lo que para todo el mundo es un escollo, que en efecto lo es, han conseguido crear un modelo de negocio: «Sectorialmente nunca ha habido una unión. Entre fabricantes pasa lo mismo. Por ejemplo, necesitas herramientas específicas para cambiar el software de un billetero. La pieza es la misma, pero el software cambia de una máquina a otra. En otros países sí está unificado. Las máquinas de apuestas, por ejemplo, utilizan ordenadores industriales, no vale un ordenador convencional. Parece algo negativo, pero es al contrario. Imagínate la locura de que cada máquina fuese distinta, no habría un patrón fijo de trabajo. Es mucho más fácil reparar siempre el mismo periférico, eso te permite sustituir una pieza sin modificar el sistema operativo con cada cambio. Los técnicos, más que reparar, tienen la misión de detectar la avería. Sustituyes pieza sobre la misma base y ya está, es más rápido, más cómodo y mucho más barato. La máquina está mucho menos tiempo parada. Los aparatos generan coste cuando no están funcionando».

Finalmente le pedimos a Fran García que nos cuente a qué dedica el tiempo libre: «Me gusta el fútbol, como a cualquier cristiano [risas]. A ver si nos da una alegría el Almería, pero para los equipos pequeños es muy difícil mantenerse. La administración además pone trabas a los patrocinios. Antes una empresa lo tenia más fácil para colaborar con los equipos, pero ahora es casi imposible. Y los equipos tienen muchísimos gastos, ni os lo imagináis». Sí, incluso cuando habla sobre el fútbol surge la vena revolucionaria. Por cierto, durante una conversación posterior a la entrevista Fran nos cuenta que juega a menudo con su hijo de nueve años a la consola. Nos dice, con una sonrisa de orgullo, que ha quedado cuatro veces primero en Fortnite, aunque intuimos que a estas alturas habrán sido varias veces más. Quizás la lección más interesante que podemos extraer de todo esto es que como hombre de treinta y seis años, con aficiones usuales y perteneciente al sector del juego la opinión de Fran debería, como poco, ser escuchada. Tiene el perfil que el sector necesita atraer para asegurar el crecimiento en el futuro y, sobre todo, sabe perfectamente lo que quiere.

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