«La competición, al final es eso. Es competir contra uno mismo. Esforzarse por mejorar».
Susana Ortega es, probablemente, una de las personas que más sabe de juego en este país. Es la editora de AZAR y AZARplus, el medio de referencia de la industria del ocio española y sus editoriales derrochan coherencia e inteligencia días tras día; muestra una visión con la que, sin duda, podemos coincidir o no, si bien nadie puede negar que es fruto de fundamentos madurados y bien conocidos por ella. Tenemos la posibilidad de charlar con ella durante unos minutos en la séptima edición del Expo Congreso de Torremolinos y no desaprovechamos la oportunidad.
Ella ve el juego como en realidad debería verse, como algo «natural»: «Lo he vivido siempre de una manera muy natural; lo he vivido en casa, en el trabajo… mi primer trabajo fue en la empresa de mi familia, con lo cual, qué os voy a contar. Empecé en la revista haciendo prácticas en la revista AZAR, y he acabado siendo editora. Me pasé al mundo del póquer porque me llamaba mucho la atención. Yo soy jugadora, me gusta jugar y esto no es nada malo». Porque el juego, en todas sus variantes, es inherente a la condición humana.
Como ella se reconoce como jugadora (todos los somos, la diferencia es que Susana habla de ello, luego volveremos sobre ese tema), le preguntamos si tiene preferencias por algún tipo de juego: «A mí me gusta jugar a todo, pero tengo etapas, imagino que como todos los jugadores. Hay momentos en los que me gustan las cartas; recuerdo tardes preciosas jugando con mis abuelos al chinchón, a la brisca, al continental… Y otras en las que me gusta más la ruleta. En realidad, lo que más me gusta es el póquer, pero hace tiempo que no puedo jugar». ¿Presencial u online? «A mí me gusta tocar cartas, me gusta el juego presencial, poder analizar los gestos y las palabras de mis rivales y utilizar también esos datos para ganar. He jugado online, y es otra cosa, que también tiene su punto, pero prefiero el casino, entablar relaciones, jugar contra amigos».
Hablando con Susana nos damos cuenta de que nosotros somos jugadores desde siempre. Recuerdo jugar con un ordenador Spectrum hace unos treinta años y desde entonces las pantallas han formado parte de mi vida de una forma u otra. Que no sea un gran aficionado a los juegos de azar (que también, pero menos) no cambia nada: «La competición, al final es eso. Es competir contra uno mismo. Esforzarse por mejorar. La “competi”, esa es la cuestión [risas]». Nunca me lo había planteado de ese modo, pero la lógica es indiscutible.
La opinión de Susana Ortega sobre la evolución del sector es sobradamente conocida, pero merece una vista más pormenorizada: «Ahora estamos viviendo todos la evolución. Estamos en una situación bastante complicada. Pienso que hemos avanzado muchísimo en muchas cosas: tecnología, normativas… Pero no hemos sabido avanzar en la comunicación, y eso es fundamental. Creo firmemente que tenemos que apostar por dar una imagen del juego como ocio y entretenimiento. Tenemos que hacer lo mejor posible, dentro de los parámetros que marca la ley. A mí me llama la atención que [Fernando] Prats, después de verse acosado, hasta personalmente, con el tema de la proliferación de salones haya decidido, muy inteligentemente, publicar los datos verídicos al respecto… Los ofreció en FEMARA, y no ha servido para nada. El acoso continúa, nadie hace caso a los números. Me pregunto si esos mensajes van a calar en la sociedad, y según el ejemplo que vemos, te diría que no. Está dando un buen resultado de marketing que salga Ronaldo promocionando una plataforma de póquer, pero no está dando resultado para otras cuestiones. La opinión pública nos está maltratando, igual que los medios, y ya, en algunos casos, hasta la administración». Cuando una persona conoce este sector de manera profesional, desde dentro, siempre habla de los marcos legislativos, de la necesidad del cumplimiento estricto. Llama la atención que esa responsabilidad contagiosa sea una desconocida para la inmensa mayoría de la población. Y es triste, a su vez.
No es la última vez que Susana hace referencia a la regulación de la actividad. Cuando hablamos de los juegos para móviles y las conocidas cajas botín, nos comenta que existe un marco constitucional que marca el desarrollo de la industria. «La misión de la industria es hacer juegos divertidos, entretener a la población, pero siempre dentro del marco constitucional. Los niños tienen una oferta de ocio propia, nada que ver con el azar. Es un producto nuevo que las autoridades deben estudiar», sentencia. Sostiene que «el juego de azar está diseñado para un público adulto, y cualquier juego de azar para niños no me parece bien, no es su momento. Incitar a que los niños jueguen cuando hay dinero de por medio es una aberración, nosotros ya hemos publicado que en Inglaterra se estaban haciendo promociones de juegos de azar con dibujos animados para atraer a los menores. No tiene sentido». No tiene sentido, es cierto. Su análisis es difícil de refutar. Además, no estamos aquí para eso.
Como no podía ser otra manera, preguntamos a qué dedica el tiempo libre y no duda ni un instante: «A mi hija. Llevo dos días sin verla, y lo está pasando fatal con el cole. [Reflexiona un instante] Es que es eso, en mi tiempo libre estoy con mi hija Luna Hypatia que tiene tres años y medio, intento disfrutarla al máximo. Antes bailaba, me encanta bailar, pero ya no tengo tiempo. Y jugar, claro [sonríe]».