La Feria Internacional del Juego, una edición más, ha resultado ser un éxito. No hablamos ya de asistencia, ambiente o novedades, que por definición lo es edición tras edición. Este año hemos visto una diversidad de stand, de productos y de servicios inusual y ello, sin duda, supone un salto cualitativo del evento y del sector.
No nos cansamos de afirmar que la industria del ocio se sitúa a la vanguardia en el uso de las nuevas tecnologías, pero este hecho esconde algo que, quizás, es mucho más interesante: la imaginación. La presencia de máquinas de juego sin premio ha sido mucho más nutrida que en ediciones anteriores, y sin que eso suponga el retorno del joystick. Me explico.
Orenes ha presentado este año unas espectaculares máquinas basadas en el antiguo Pong de Atari que provocaron unas inmensas colas para verlas de cerca y jugar con ellas. Con un diseño exquisito estilo retro, levantaron una expectación poco habitual en estos eventos. También podemos hablar también de las cabinas de karaoke. Una idea tan original como efectiva, y que estuvieron funcionando a pleno rendimiento durante las dos jornadas que duró la feria. Hay más ejemplos, sin duda, que desglosaremos en futuros reportajes.
El diseño de los stand, además, también ha sufrido una evolución. La preocupación por la imagen es cada vez mayor, y se nota. Sabemos de buena tinta que detrás de cada stand hay meses de trabajo y ese cariño y ese celo con el que se cuida el más mínimo detalle ha dado sus frutos. Especialmente llamativa fue la aparición de los primeros stand con dos alturas, algo que ya vimos en Londres, y que resulta ser una idea genial para aprovechar el espacio y crear dos ambientes de trabajo diferenciados.
Nuestra más sincera enhorabuena a la organización y a todos los participantes de esta trigesimo séptima edición de la Feria Internacional del Juego. Les ofrecemos, como de costumbre, nuestra galería de fotos. Esperamos que la disfruten.
