Natalia Caba

Natalia Caba, Directora General de Tributos y Juegos de Catalunya

Todas  las personas que ocupan cargos en la administración pública, al menos todas con las que hemos tenido la oportunidad de hablar, mantienen características comunes: una preparación excelente y una trayectoria vasta, entre otras. Además, por la naturaleza de su trabajo suelen presentar un perfil muy parecido, aunque esto no se cumple siempre.

Natalia Caba, por ejemplo, es una de las excepciones. Si atendemos a su trayectoria, lo cierto es que se cumplen las condiciones: «Soy funcionaria desde el año 90. He estado siempre en el ámbito tributario, en el departamento de economía, en la Consejería de Economía y siempre en lo tributario. Y a partir de ahora, también relacionada con el juego. Aparte de eso, doy charlas en asociaciones en el ámbito fiscal, tributario. Además, soy profesora asociada de Derecho Tributario en la Universidad Pompeu Fabra y en la Universidad Oberta de Catalunya. Tengo el cargo de Directora General de Tributos y Juegos. Tradicionalmente hubo dos direcciones generales, pero a partir del año 2011 se fusionaron. Al principio el juego se ubicaba en un departamento adscrito a la Consejería de Interior, lo que tenía una connotación de control policial. Y entonces se decide incorporalo al departamento de economía y por eso se fusiona con Tributos. Yo entonces era la Directora General de Tributos, pero hubo un cambio de Gobierno y me cesaron; tras las últimas elecciones me propusieron recuperar el cargo con la suerte de que el antiguo Director, Amadeo Ferrer, se encuentra en mi equipo». Experiencia y formación a partes iguales.

Natalia Caba en su visita a Torremolinos

Durante el tiempo que lleva en contacto con el sector ha obtenido una valiosa lección: el contacto con las asociaciones es esencial: «Yo no conocía nada del sector porque no soy usuaria, pero sí conocía la parte jurídica. Hemos hecho un esfuerzo, pero el sector, además, quiere estar en contacto con el regulador, así que llamaron a mi puerta pronto. Ellos me transmiten las necesidades e inquietudes, y nosotros hemos tenido reuniones con todo tipo de asociaciones. Hemos contrastado temas, hemos recabado información… Hemos trabajado. Noté desde el principio la necesidad del regulador de abstraerse del ruido mediático». Un temporal que no amaina, más bien al contrario, arrecia, y cuyas consecuencias son desconocidas a día de hoy.

Cuando hablamos con Natalia Caba sobre sus aficiones, en el minuto seis de conversación, descubrimos que ella es diferente. «Me gusta escribir, tengo un blog, pero es personal, nada relacionado con el trabajo. Y soy una apasionada de la música, soy abonada de El Liceo. Me gusta todo tipo de música, pero la clásica es mi favorita». Se trata de una melómana lo que, a fin de cuentas, no es algo extraordinario -aunque sí característico-, y seguro que en la administración encontraríamos muchos más; lo destacable es la pasión con la que habla de música. Los siguientes quince minutos los dedicamos a hablar casi exclusivamente de clásicos. Preguntamos acerca de su pieza favorita: «¡Buf! No sabría decirte… si tuviera que decirte un concierto, el Número 2 para piano de Rachmaninoff. Fue el primer concierto al que acudí, mi madre era muy aficionada a la música clásica. Hay cosas mejores, e incluso que me gustan más, pero me impactó tanto… Hay días que me gusta ponerme Supertramp, pero cuando no sé qué escuchar, clásica. En ópera soy neófita, no llego entender aún a Wagner, por ejemplo. Pero sí escuchas las oberturas, los preludios… La obertura es el resumen de todo lo que va a pasar después. Verdi entra mucho más, Puccini también».

Nos traen entonces unos dulces a modo de postre que Natalia Caba decide probar. Le explicamos que son piononos, un dulce típico de Santa Fe, un pueblo del cinturón metropolitano de Granada. Hablamos de los recitativos de Mozart, o de música barroca sin acordarnos de que el Expo Congreso ya ha terminado. De hecho, se acercan y le comentan que en breve salen hacia Barcelona, así terminamos la conversación de manera repentina, pero no sin antes tratar su otra pasión: la literatura: «Me gusta mucho Ian McEwan. Ahora estoy leyendo clásicos de filosofía… no leo tanto [risas]. Ahora leo mucho sobre Epicuro. Pero eso, más que como lectura, me lo tomo como crecimiento personal. Hace años que busco la simplificación».

Y nos despedimos. Una pena porque, probablemente, hubiésemos hablado durante otro rato sobre filosofía, probablemente clásica.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies