Paloma Rodríguez

«Estoy superorgullosa de mi padre, la verdad».

Cogamare es una de las empresas participantes del Expo Congreso de Torremolinos. Ya tuvimos la ocasión de hablar con Alberto Rodríguez, dueño de la compañía, hace algún tiempo. Hoy les presentamos la entrevista que mantuvimos con una de las azafatas del stand y a la sazón hija de Alberto, Paloma Rodríguez

Hablamos con ella el último día de feria, con muchas horas de trabajo sobre la espalda. Sin embargo, mantiene la compostura, la vitalidad, como sólo puede hacerse con veintidós años. Pese a la extrema juventud, Paloma tiene claro que desea seguir los pasos de su padre. Algo lógico, pensarán, ya que hablamos de trabajar en una empresa consolidada en un sector que ya conocer. Pero lo cierto es que ella lo tiene claro, clarísimo: «Mi padre siempre me ha dado la oportunidad de elegir. Si yo quisiera estudiar veterinaria, podría estudiar. Pero mi padre ha trabajado muy duro para mantener la empresa, y no me gustaría deshacerme de ella. Además, desde pequeña siempre he querido aprender el negocio. De chica, por ejemplo, me ponía con mi padre cuando abría las máquinas, pero porque a mí me ha interesado. A mí, personalmente siempre me ha gustado la parte comercial, hablar con la gente; pero si tengo que arreglar una máquina, lo voy a hacer. Todo lo que pueda por hacer por mí misma, mejor. No me gusta depender de nadie». Su padre, Alberto, está muy presente en la conversación. Paloma hace referencia sin parar a su figura, y con razón. Para ella es un referente, su referente. En un momento de la entrevista nos reconoce: «Estoy superorgullosa de mi padre, la verdad». No es para menos. Y viceversa.

Paloma y Raquel en el stand de Cogamare en el Expo Congreso de Torremolinos 2019

Porque Paloma sabe que a trabajar se aprende trabajando, y eso, a su edad, es extraordinario: «Hay que ser ambiciosa y querer aumentar el negocio, y la única forma de hacer eso es moviéndote, siendo muy comercial. Pero todavía no he aprendido lo suficiente como para tener una idea revolucionaria». Por regla general, a su edad, cualquier otra persona en su posición ya pensaría estar en posesión de la verdad despreciando el conocimiento que sólo se adquiere desde la experiencia. Ella, desde la humildad, no es así en absoluto, más bien al contrario.

Preguntamos por sus aficiones, y como gaditana joven que es, esperamos escuchar cosas como el carnaval o salir con los amigos, pero nada más lejos: «Me gusta el carnaval, pero no soy fanática. Me encantan los animales, soy auxiliar de veterinaria. Pero hacer la carrera no me lo planteo, porque no voy a vivir de ello, no lo ejercería durante el resto de mi vida. Si me puede mantener la empresa, para qué voy a hacer otra cosa y arriesgarme a perder la empresa. Ahora estoy yendo a clases por las tardes, estoy estudiando Educación Infantil, y por las mañanas voy a trabajar con mi padre. Pero me compensa, porque estoy aprendiendo por las tardes, y eso siempre lo voy a tener. Y por las mañanas me divierto mucho también. Los fines de semana no salgo [risas], ya no tengo ganas». Aprender es exactamente lo que necesita, y eso ella es la primera que lo sabe. Y aprende, qué duda cabe. Si bien lo más destacable es la actitud.

Apagamos la grabadora, aunque seguimos charlando un rato más. Unos minutos que no hacen sino reforzar la idea de que el futuro del sector estará en buenas manos. Al menos, en lo que a nosotros se refiere.

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