«Entro en la industria en el 83, en una asesoría para trabajar con los papeles de las máquinas».
Antonio Mayorga es un histórico del sector. Y no, no es operador. Tampoco fabricante. Es un gestor, muy conocido, especializado en trámites propios de esta industria. Un perfil profesional muy específico y necesario que conoce como pocos la ingente cantidad de burocracia que hay detrás de cada máquina.
Decimos que es un histórico porque es de esas personas que ha conocido prácticamente toda la evolución del juego privado en nuestro país: «Entro en la industria en el 83, en una asesoría para trabajar con los papeles de las máquinas. No tenía ni idea [sonríe], tuve que empaparme muy bien del BOE, por entonces no existía ni el BOJA. Luego ya me independicé como autónomo. He vivido toda la evolución. Claro, me dedico a la tramitación de documentos y es sobre todo en eso en lo que más cambio he notado. Ahora hay un control exhaustivo de todos los documentos, hay muchos más medios. Hay tasas de juego, boletines de instalación, de explotación… está todo súper controlado». Tenemos curiosidad por saber si para él estas medidas no son quizás excesivas, y nos responde con franqueza: “El control es el adecuado, lo que sí es excesivo es el ataque a los salones por las apuestas deportivas on line; por ejemplo, si los menores ya tienen prohibida la entrada por qué el boom informativo es sobre los salones y no sobre las apuestas on line, que es donde los menores pueden apostar. Los salones ya tienen sus inspecciones correspondientes. Pienso que el sector deberían hablar en estos términos, y aclarar este tema”.
Hablamos precisamente en un acto promocional de un producto relacionado con el control de acceso. Un producto que está llamado a facilitar (o a mejorar la eficiencia de) una tarea que ya se realiza desde hace años en todos los salones de España. Una labor concienzuda que no debe ser empañada de un día para otro. Como bien señala Antonio Mayorga, «para eso se hacen las inspecciones. Un menor puede apostar con el móvil de sus padres, o de un amigo que sea mayor de edad. En un salón le van hacer control de acceso y le pedirán el carnet».
Antonio Mayorga nos habla de papeles, que es de lo que sabe y a lo que se dedica desde hace casi cuarenta años. Por ello queremos saber su opinión sobre la descentralización de los trámites necesarios para el desarrollo de la actividad y la disparidad de criterios de las diferentes administraciones: «Es que no hay diferencias sólo entre comunidades; es que en Andalucía cada provincia tramita de una forma distinta el mismo tramite. Tendría que haber unas instrucciones precisas desde la dirección general para que todas provincias actuaran del mismo modo».
Nos cuenta entonces una anécdota relacionada con la burocracia: «Hubo una época en la que las máquinas no tenían documentación sobre dónde estaban instaladas, y hubo que sacar un boletín por cada máquina, rellenado a mano, y había que llevarlo al Gobierno Civil para que le pusieran un sello. Fue horroroso la que se montón [ríe]. En el Gobierno Civil, además, no archivaban los expedientes por el número de autorización de la explotación, vamos, por la matrícula de la máquina, si no por la fecha de entrega del documento. Cuando pasó a la Junta ya se reestructuró, pero imagínate, tenías que acordarte del día en que entregaste los papeles, era de locos. Ahora hay un control sobre todo, cada movimiento de cada máquina se registra».
No podemos despedirnos sin preguntarle a Antonio Mayorga qué le gusta hacer cuando no está rodeado de formularios. Contesta sin dudar: «Me gusta mucho el cine, todo tipo de cine y la lectura de libros históricos y policíacos».
