Columna de Opinión:
AÚN QUEDA MUCHO POR ATENDER…
La gata con botox
En los actuales tiempos de crisis económica, cuando ante datos favorables se le ocurre proferir a un zafio responsable político que “aún queda mucho por mejorar”, se me corta el botox de la mala leche que me entra, porque a continuación pienso, “estos soplagaitas nos siguen ignorando, a ellos el común de los mortales se la trae floja y pendulona…”. ¿Cuándo van a atendernos de verdad y dejarse de zarandajas macroeconómicas? ¿Por qué siguen insultando la inteligencia de los sufridos ciudadanos que no ven la forma de llevar una vida sin privaciones ni sobresaltos en sus famélicos ingresos, si es que tienen la suerte de tenerlos?
La estrategia estaba clara y perfectamente diseñada. Primero acogotar las mentes ciudadanas, luego justificar los enormes sacrificios que habrían de hacerse ante el fatalismo de la maltrecha economía mundial que ellos mismos se encargaron de emponzoñar. Por último, adornar con grandes fuegos de artificio unos exiguos avances en las economías familiares para que el pueblo no se desmadre, que tanto puede ir el cántaro a la fuente que, a ver si la jodemos con exigirles tanto a nuestros “pringaos”, ¿verdad?….
Naomi Klein ya lo anunciaba en su “doctrina del shock”. A los amos del mundo les fastidia el estado del bienestar de las clases medias, les fastidia eso de la igualdad de oportunidades que proporciona una buena educación pública y universal. Les fastidia que, a través de la cultura, los pueblos alcancen una idea aproximada de sus turbios manejos que ensayan sin ningún tipo de pudor en sus ubérrimos jardines de la “economía especulativa”.
En resumen, no les interesa para nada la producción de bienes y servicios, ni esa patochada para ellos de los derechos fundamentales que amparan a la ciudadanía en sus ámbitos de libertad y progreso. Hemos experimentado en estos duros años de grave crisis económica, recortes en todos los sentidos, tanto de derechos sociales como de derechos salariales. Nos han llevado a límites que, hace escasamente un lustro, eran inimaginables, como el compartir con los humanos nuestros gatunos contenedores de basura para llevarse algo a la boca.
Y para colmo a los “pringaos” humanos les están metiendo con calzador la idea de que, una vez superada esta crisis, nada volverá a ser como antes. Que han de conformarse con la supresión de aquellos márgenes de libertad y prosperidad que gozaban antes de que ellos fabricasen esta situación de quiebra mundial. Para colmo asisten impasibles, como aquella vaca que pastando miraba pasar al tren, cómo se enriquecen cada vez más y más y cómo la inmensa mayoría de la ciudadanía se empobrece en la misma inversa proporción.
Para nada les gusta el achatamiento de clases sociales…siempre estará el Tercer Mundo para que proporcione al Primero lo imprescindible para que subsistan esos ilusos que en su día creyeron en el “Estado del Bienestar” y hoy se encuentran sumidos en los perniciosos efectos de un pánico económico que los idiotiza. Esto debe acabarse, pensaron. Para qué dedicar su tiempo y dineros en el mercado bursátil, paradigma secular de su imagen como potentados. Como jaurías salvajes se apoderaron de las materias primas y de los bienes de primera necesidad. Quieren que gatos y humanos paguemos hasta por respirar, por ver, por hablar…Además ¿Qué es eso de manifestarse y protestar por un salvaje desamparo gubernamental…? Para eso están los gobiernos que ellos propician, para que legislen a favor de sus intereses y laminen cualquier conato de repulsa social mediante el enmudecimiento de la población a través de una inagotable dosimetría de “jarabe de palo” y de laminación de medios de comunicación y prensa libre.
Se han propuesto corromper el sistema de partidos políticos y la democracia. La domesticación de la ciudadanía pasa por una fase previa de descreimiento democrático y, por ende, de repulsa a cualquier representante político que se tercie en parlamentos y gobiernos. Hay que imbuir en las mentes de la ciudadanía la idea de que “todos son iguales de corruptos”. Tienen plena conciencia que siempre habrá políticos, empresarios y ciudadanos proclives a enlodazarse y a sodomizarse con tal de alcanzar las migajas de estos nuevos ricos epulones. Saben que son muy fáciles de utilizar para el éxito de esta estrategia de desmantelamiento político y para que los cuerpos electorales abominen de este sistema de partidos. Piensan que de este modo estas criaturas se verán abocadas a padecer el determinismo económico que les marquen estos grandes “amos mundiales”.
Llegados a este punto, estos sátrapas de mierda fomentan hasta el infinito el “laissez faire, laissez passer” (dejar hacer, dejar pasar). Se dedican a financiar y colocar al neconservadurismo en todos los gobiernos que les sea posible, los célebres “tea party”. Para ellos, se acabó la “barra libre” del bienestar social…se acabaron los sistema de pensiones públicas, la enseñanza pública y gratuita, la sanidad pública y universal…alimentando el paro laboral pueden justificar matemáticamente la insostenibilidad de tales sistemas… Piensan, estos ámbitos de servicios públicos deben ser privatizados… “nunca nos faltarán clientes, coño, como sucede con las funerararias… El que quiera pensiones que pague planes a nuestras aseguradoras; que pague la educación de sus hijos a nuestros elitistas colegios privados o que pague su atención sanitaria a nuestros hospitales privados a través de nuestras aseguradoras…de abuten”
Lo único que puede pararlos es el miedo a la libertad de los seres humanos y al progreso de éstos como personas criadas en la igualdad de oportunidades. Por eso, no es que “aún quede mucho por mejorar”, so mamones, es sencillamente que vamos a tener que atendernos como sea, y esto no lo pondrán fácil sus títeres políticos…esto va a ser más difícil que tragarse un lavabo, pero ya nos han hecho tragar tanto y en tan poco tiempo…
