Guy Berchon de Fontaine

Guy-

«Es esencial estar en las asociaciones y federaciones. Hay que estar y escuchar a los operadores.»

La historia de Guy Berchon de Fontaine Goubert es peculiar. No proviene de una larga estirpe de empresarios dedicados al juego o a la hostelería. Tampoco consiguió el trabajo entregando su curriculum en una ETT, al menos no exactamente. Este hombre llega al mundo del azar procedente del sector médico, concretamente especializado en radiodiagnóstico. Y no ejerció durante un par de meses, o con un contrato de prácticas, no, trabajó durante 10 años. Pero -siempre hay un pero-: «La medicina, por lo menos en mi especialidad, es más bien tranquila. Al final no hay muchos cambios en tu vida diaria, es un sector estable, aunque no lo parezca. En un viaje con unos amigos conocí a un chico que trabajaba en Michael Page [una de las consultoras más importantes de recursos humanos]. Me pidió el curriculum y se lo envié». Si quieres captar la atención de tu interlocutor, este es un muy buen comienzo.

El caso es que lo llaman para hacerle una entrevista: el perfil es perfecto para una farmacéutica. El entrevistador, sin embargo, detecta en él algo que le llama la atención, y le propone trabajar directamente para Michael Page. Después de pasar un proceso selectivo largo, lo contratan: «El trabajo era muy ambicioso, muy divertido. Pasé seis entrevistas y me cogieron. Aprendí muchísimo, me formaron sobre todo en la parte comercial». Dos años escasos después lo ficha el Grupo Sellcom como responsable comercial, puesto que ocupa durante poco más de un año. En noviembre de 2010 llega a CODERE. Y así es cómo aterriza en el mundo del juego, pasando primero -espero no olvidarme de nada- por el sector médico, después por los recursos humanos, y por último, las telecomunicaciones.

Guy se define como «inquieto, emprendedor e inconformista». Su vida laboral es reflejo de esa personalidad que él sabe que tiene y no trata de ocultarla. La gran mayoría de las personas se hubieran aferrado (nos hubiéramos aferrado) al primer trabajo en condiciones (con un salario en condiciones también) de su vida, y más con veintitantos. Hace falta mucho valor para acometer un cambio laboral de tanto calado; claro, esa es la diferencia entre unos y otros. Es la eterna lucha entre la comodidad y la ambición. Sin riesgo no hay gloria, que decían en aquella película.

Su primer puesto en CODERE es el de responsable de expansión de las apuestas deportivas: «Ocho meses después de llegar a CODERE me ofrecieron irme a País Vasco como director de apuestas. Allí viví tres años dirigiendo País Vasco y Navarra. He estado encantado de trabajar en Euskadi. De hecho yo me siento, aparte de cordobés, porque mi familia política es de allí, vasco. Mi padre es francés, mi madre, española y yo, madrileño. No me cierro, me gustan todas las culturas, aprender de todas. Soy, como dicen, un ciudadano del mundo». Pío Baroja escribió que el nacionalismo se cura viajando, pero yo matizaría un poco más: se curan los prejuicios, que en esencia son la base del nacionalismo.

Tras tres años de estancia en el País Vasco, le ofrecen trabajar con Luis Miguel Cabeza de Vaca en Relaciones Institucionales: «Me dieron otra oportunidad para crecer y no la dejé pasar. Por mi perfil pensaron que podría encajar bien en Relaciones Institucionales». Si no, no coge el puesto, se lo aseguro a todos ustedes. Guy pelea por la vuelta de CODERE a las asociaciones: «Es esencial estar en las asociaciones y federaciones. Hay que estar y escuchar a los operadores. Es la mejor forma de tener un termómetro fiable de la situación». Esto le permite formarse una opinión muy clara -y probablemente correcta- del panorama sectorial en Andalucía: «Se está haciendo una muy buena labor, hay mucho compromiso. Los problemas que pueda haber son legislativos, no operativos». No obstante, desde septiembre de este año es el Director de Proyectos de Operaciones. Y es que, como él mismo reconoce, «lo mejor de este sector es que no tienes techo. Puedes crecer lo que quieras». Considera fundamental que «llegue el domingo y tengas ganas de que sea lunes para ir a trabajar». El camino que ha escogido es no aburrirse. Y lo está consiguiendo, vaya que sí.

Con 41 años y una reciente paternidad, ha dejado el fútbol profesional. Ah, perdón, que se me ha olvidado comentarlo antes, Guy llegó a jugar en 2ªB. Gracias al fútbol ha vivido en Talavera, Avilés y Cuenca. Y gracias al fútbol ni bebe, ni fuma. Sigue practicando deportes, «todos», como dice él. De hecho, uno de los regalos que más ilusión le ha hecho fue «un salto en paracaídas que mi mujer me regaló. Me emocioné, sinceramente». La gente aficionada al deporte suele ser extremadamente competitiva, que como todo en esta vida, con mesura es una virtud. Tan es así que el año pasado un amigo   que entrenaba un equipo de 1ª Regional en Madrid le ofreció ir a entrenar con el grupo y no perder así las buenas y saludables costumbres. Acabó con ficha, jugando, y ascendiendo a Preferente. No añado nada más.

Para pasar el tiempo libre prefiere la montaña porque puede practicar más actividades deportivas que en la playa. Lo único común en Guy son sus gustos musicales, literarios y cinéfilos. Con respecto a la música, sus preferencias pasan por Loquillo, Hombres G y derivados. Le marcó el libro El Médico, de Noah Gordon, y en cuanto a películas destaca la saga de Indiana Jones. Cofrade confeso, disfruta de la Semana Santa de Córdoba, ciudad natal de su suegro. Tan es así que desde hace cinco años participa en la procesión del Cristo de la Buena Muerte. De gustos culinarios clásicos (jamón, foie o tortilla de patata, eso sí, poco cuajada), admite cocinar con frecuencia. Incluso cuando vivía con sus padres.

Así es Guy Berchon de Fontaine Goubert.

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