Víctor Calvo

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«Hay que adecuar la reglamentación a la realidad»

Hablamos con Víctor Calvo hace ya un año -cómo pasa el tiempo-, en ese momento maravilloso en el que empiezas a recibir información sobre un mundo que desconoces por completo. Luego, sobre esos cimientos, vas depositando el resto de elementos que componen el edificio que es, a la postre, el conocimiento. Edificio que, por otro lado, nunca se acaba de construir del todo. Como muchas obras públicas, vamos. Y digo esto porque nos explica algunas cosas que pueden parecer obvias para los que llevan algún tiempo en el sector; pero merece la pena leer la transcripción, ya lo verán.

Víctor Calvo nace en Lugo hace ya algunos años, si bien es segunda generación. Su padre empieza en el azar -si es que es correcto utilizar esa palabra para referirse a lo que había en tiempos de Franco- en los años 50: «Pasamos todas las peripecias de los pinballs, cataratas, marcianitos… Y hasta el día de hoy. Con respecto a las asociaciones, a nivel nacional se fundaron ANDEMAR, la de los operadores, y FACOMARE, la de los fabricantes. Con las comunidades autónomas las asociaciones derivaron hacia ámbitos autonómicos. Y yo ya me quedé en la asociación gallega». Pero antes, debemos señalar, y aunque él no nos lo dice, presidió ANDEMAR en una época en la que aglutinaba dos mil empresas. Casi nada.

Cuando le preguntamos por la situación de Andalucía contesta: «Estoy desvinculado de Andalucía. Estuve vinculado en su momento, pero ya no. Y como España funciona como si fueran dieciocho países, no sabría decirte bien. Pero todo el país tiene los mismos vicios, así que supongo que estará igual que el resto de comunidades. Sigo pensando que estamos muy obsoletos a nivel de reglamentación. Si tu coges la normativa actual y la comparas con una de finales de los 70 comprobarás que el esquema es el mismo. Ya no vale coger una normativa e ir cambiando cositas». Pero lo mejor es lo que viene ahora: «Para que os hagáis una idea, yo he venido desde Lugo hasta Madrid en coche. Si llego a ser una máquina tendría que haber comunicado que salgo de Galicia, que paso por Castilla y León y que voy a estar en Madrid dos días. Y luego, para volver, lo mismo. Y, por supuesto, pagando tasas de gestión, claro». No me negaran que es genial. Desde ese momento comprendemos cómo funciona este asunto. Qué pena que los profesores que tuvimos en el instituto no fueran igual de pedagógicos.

Le preguntamos cómo ve el futuro: «Estamos en el siglo XXI y todas las máquinas están empapeladas, eso tiene que cambiar.  Mientras haya bares habrá máquinas, pero hay que adecuar la reglamentación a la realidad. Por otro lado, cada día hay más competencia. Me llama la atención que, habiendo tantos juegos, el estigma de la máquina B no haya desaparecido. Seguimos siendo los malos de la película. Igual pasó con los videojuegos mientras estuvieron en máquinas en la calle, y ahora son una industria protegida». Es más que interesante esa reflexión porque es absolutamente cierto que los videojuegos mutaron de adicción a arte cuando llegaron a los televisores domésticos. Y, en cierto modo, algo parecido sucede con los casinos en línea.

Sabemos que pasa las vacaciones de verano en Zahara de los Atunes (Cádiz), así que nos interesa saber qué le parece Andalucía: «Descubrimos Zahara hace muchos años. Mis hijas siguen yendo, ahora van también mis nietos. Toda Andalucía es bonita, y te lo digo de corazón porque aunque veraneo en Zahara siempre aprovecho para visitar otros pueblos. Granada, por ejemplo, es… es que hay que verla. Es difícil de describir, hay que olerla». Con el pecho henchido de orgullo seguimos escuchando: «Toda España es así. La diversidad es algo que nos tendría que unir. Además, siempre valoramos más lo de fuera. Hay pueblos que pueden visitarse en un día y son espectaculares. Si estuvieran en Francia estaríamos diciendo: ¡Hay un pueblo en Francia que es increíble! Santiago de Compostela, por ejemplo. Es Medievo puro. Vuelves al siglo XIII rápidamente. La gente es igual en todos los lados. Al final, lo estropean todo los políticos». Lo cierto es que es así. sólo nos falta creérnoslo. Ya hemos ganado un mundial de fútbol, decían que era lo que nos faltaba  como país, pero no. Nunca tenemos suficiente. Y lo que es peor, tampoco aprendemos.

Entrevista a Víctor Calvo del periódico ABC, publicada el 21 de Noviembre de 1988, y en la que se puede apreciar, como pese a su fecha, sigue estando de actualidad en muchos aspectos.

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