Miguel Manuel Vázquez

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«Me encanta mi trabajo, soy un enamorado de lo que hago. Me gustan muchas cosas, pero donde soy feliz de verdad es en esto del juego»

 

Miguel Manuel Vázquez es el sucesor de Antonino Vázquez, con el que tuvimos el placer de conversar hace algunos meses en su San José natal. Aquel día quisimos hablar también con parte de su familia y su hijo era objetivo prioritario en esa empresa. Primero, porque tiene una conversación muy agradable y es fácil hablar con él -para qué vas a cargar con la fruta en peso cuando hay carros-; pero también porque se trata del primero de sus hijos que decide continuar con el negocio familiar y el que más experiencia tiene en el sector.

De hecho, «con doce o trece años ya me gustaba acompañar a los trabajadores de mi padre los sábados y ver cómo se hacía la recaudación», nos cuenta nada más comenzar la conversación. «Quise hasta dejar de estudiar, pero mi padre me dijo que no. Así que seguí estudiando y cuando llegué a la universidad, dónde empecé a estudiar Administración y Dirección de Empresas, ya sí pude estudiar por la mañana y por las tardes trabajar. Cuando mi padre se jubiló me hice cargo yo del negocio».

Bueno, ya ha tenido tiempo de ver cómo es vivir de este sector, pero no le ha decepcionado en absoluto: «Me encanta mi trabajo, soy un enamorado de lo que hago. Me gustan muchas cosas, pero donde soy feliz de verdad es en esto del juego. Es un negocio muy bonito, puedes hablar con mucha gente y para mí, además, es muy cómodo». ¿A qué se refiere con eso de cómodo? «A día de hoy, que tengo familia, busco tiempo para ellos. Me levanto a las cinco y media, a las seis estoy en el gimnasio. A las siete y media ya estoy en San José de la Rinconada [él vive en Sevilla]. Para la una de la tarde ya me puedo tomar el primer descanso. Por las tardes puedo estar con mi mujer y mi hijo, es perfecto». Es lo que Merino llama tener el gusanillo este en la sangre. Y si además, te gusta y tienes la sensación de tener mucho tiempo libre, no se puede pedir mucho más, salvo una tasa más baja. ¿Hasta qué punto es una sensación o una realidad tener tanto tiempo libre? Eso ya no les sabría decir. Aunque tampoco veo que haya mucha diferencia entre una cosa y la otra.

miguel2Le preguntamos qué aportan las segundas y terceras generaciones al juego y responde, no sin antes reflexionar durante algunos segundos: «Ganas. Pero es normal, por mucho que te guste tu trabajo al final te cansas. Además, es un negocio tecnológico que evoluciona muy rápido. Antes una máquina duraba cinco, seis o diez años. Ahora puede que en un año esté antigua. La sociedad demanda cosas nuevas, incentivos para jugar. Llega un momento en que te cansas de aprender constantemente». Una respuesta inteligente, porque demuestra que ha asumido que él también mostrará signos de cansancio en el futuro. La arrogancia de la juventud es la causa de la pérdida de respeto a las personas que han construido para que nosotros podamos destruir o ampliar, no lo olviden -olvidéis- nunca.

A partir de este momento, y no sé bien explicar por qué, la conversación cambia de tono, supongo que porque preguntamos sobre sus aficiones deportivas y comprende que no buscamos la polémica: «Me gusta esquiar, pero la verdad es que he practicado muchos deportes. Bueno, siempre y cuando haya una tabla de por medio [risas]. Los otros nunca se me han dado muy bien. Este año no he podido esquiar porque le hubiese tenido que poner unas ruedecillas en la tabla [la entrevista la hicimos en diciembre, casi en Navidad, y Sierra Nevada presentaba por aquel entonces una magnífica cordillera seca y gris]». ¿Y el fútbol? Porque tu padre es palangana [aficionado del Sevilla]: «Bueno, yo soy como dice mi padre, sevillista de media sangre. A mí quizás me guste algo más que a él. El fútbol es que, además ayuda mucho en este negocio. Aquí da mucho juego con el pique este simpático que hay entre el Sevilla y el Betis. Me acuerdo cuando era pequeño y mi padre me preguntaba antes de entrar a un bar cómo quedó el Sevilla y entraba hablando del partido como si lo hubiera visto en el campo [risas]».

Además del deporte, Miguel Manuel Vázquez se declara cinéfilo: «Soy fan de Paul Newman y de Clint Eastwood en su faceta de director. Me gusta también mucho el cine francés. Lo único que no consiento es el cine español, aunque suene mal decirlo [risas]. También disfruto mucho con las series, la última que más me impactó fue Shameless». No es un ávido lector de ficción, pero sí de textos relacionados con el mundo empresarial. Aunque este verano leyó Maldito karma, una recomendación de su hermano, y admite haberlo disfrutado. En lo tocante a la música se explaya bastante más: «He tenido de todo. Me gustan mucho los Rolling, pero soy también fan número uno de Bob Dylan. También tuve mi época de AC/DC, de Héroes del Silencio… Tenía hasta el pelo largo. Bueno, cuando tenía pelo [risas]. Ahora escucho mucho jazz, también indie… Me pongo el Spotify y busco cosas nuevas, algo que me sorprenda. No escucho la radio porque no me gusta la música comercial».

Nos despedimos porque queremos hablar también con su hermano Ángel Luis, pero lo cierto es que durante el almuerzo seguimos charlando con él. Decía Miguel Manuel al principio que una de las cosas más bonitas que tiene este trabajo es poder hablar con la gente. Y comprendo lo que quiere decir, porque a mí me pasa exactamente igual.

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