«No puedes tener un sector que genera tanta riqueza sometido a un castigo que, además, no tiene ningún sentido y es arbitrario»
Jonás Ortega es economista. Conoce bien el juego porque desde pequeño ha estado relacionado con la industria. Y no podría ser de otra manera: es hijo de Manuel Ortega, fundador de la revista Azar y de AZARplus
Por ello quizás cuando le preguntamos qué opinión tiene del sector se deshace en elogios: «A mí me parece una opción de ocio donde se despiertan unas emociones especiales. Me parece una opción más, pero tiene una unas características especiales que la hacen especial, diferente a otras. Es controvertido porque no todo el mundo comparte esta pasión. Yo soy jugador, me encanta el póquer. Para mí, es un juego maravilloso. Pero se ha creado un estigma que, aunque se está reduciendo, sigue ahí. Tú eliges jugar a la máquina, tú eliges jugar a la ruleta». No esperábamos una respuesta muy diferente. Sin embargo, sí nos llama la atención la coherencia que muestra al reconocerse como jugador, algo a lo que no todos están dispuestos pese a defender la misma tesis que Jonás. Además, el concepto de elección es interesantísimo. Rousseau defendía que el ser humano está condenado a ser libre, y por lo tanto a ser responsable de sus actos. El juego on line, por otro lado, ocupa un lugar destacado en su discurso: «Al principio no estaba regulado, por lo que era imposible competir con él. Ahora hay un reajuste que está equilibrando el panorama. El juego on line es imparable; la globalización es inexorable. Y hay que asumirlo cuanto antes. Además, está ayudando mucho a ver el juego como lo que es, una opción de ocio».
El Bingo Canoe, en el madrileño Paseo de La Castellana, se convierte en el centro de la conversación. Jonás Ortega considera que CODERE está haciendo muy bien las cosas en ese local; nos habla incluso de las colas que se forman los fines de semana para entrar. La regulación es la clave: «Los reguladores tienen que avanzar, pero es algo complejísimo. Por ejemplo, hay que equilibrar la fiscalidad del juego on line y el presencial; pero al hablar de administraciones diferentes, es mucho más complicado encontrar un punto de equilibrio. Quizás sería mucho más razonable regular el juego desde el Estado, porque la fragmentación entorpece la marcha de la economía. Además, es contraproducente para la propia administración: las autonomías, con la regulación actual, está perdiendo ingresos. Se están perdiendo clientes, impuestos y empleos». Es un análisis excelente que no niega la complejidad de la solución. Muchos no estarán de acuerdo -o sí-, pero es una alternativa, qué duda cabe.
Jonás Ortega tiene que marcharse, por lo que dejamos la conversación en este punto, pero no sin antes concluir: «España es un país complicado. Pero no puedes tener un sector que genera tanta riqueza sometido a un castigo que, además, no tiene ningún sentido y es arbitrario». En eso seguro que estamos todos de acuerdo.
