Cristina Romero de Alba

«A los inversores extranjeros hay que explicarles cuál es la situación aquí del sector. Fuera está todo más profesionalizado».

Cristina Romero de Alba (Madrid, 1981) es socia del despacho de abogados LOYRA. Pese a su juventud, ostenta numerosos cargos en diferentes instituciones y empresas, tal y como reza su currículo. Currículo que, por cierto, es abrumador y deja bien claro que su carrera no es fruto del azar. Al hilo de este tema, y como curiosidad, debemos decir que hablar cinco idiomas es algo que sorprende en cualquier país, incluso en esos que, suponemos, todo el mundo que tiene un empleo cualificado ha estudiado en Yale como mínimo. En 2014 la revista Global Gaming Business escogió a Cristina Romero como uno de las cuarenta personas menores de 40 con un futuro más prometedor. Una de las redactoras de ese magazine, Kimberly Arnold, estadounidense, firmó una entrevista con Cristina el 23 de octubre de ese mismo año. Y, en efecto, además de sorprenderse del historial de estudios y títulos, destaca la poliglotía de la entrevistada.

Su historia: «Estudié Administración y Dirección de Empresas y Derecho. Cuando acabé me fui a trabajar a Londres, en un Banco de Inversión, nada que ver con el juego. Estuve allí un tiempo de analista financiero. Luego estuve en un despacho de abogados inglés. Y ya después de cinco años en ese despacho decidí dar el salto a este, mi padre es socio fundador. Mee pareció que sería interesantísimo especializarme en algo. Además, el juego es un sector transversal en el que tienes muchas opciones para asesorar, para interactuar con la gente. La verdad es que me encanta. Llevo ya seis años, y desde que empecé he desarrollado el área internacional, he traído equipo… Hemos pasado de hacer cuestiones regulatorias casi exclusivamente a hacer operaciones corporativas, adquisiciones, planes de expansión, temas de inversión, incluso con fondos extranjeros. Bueno, en resumen, que estoy muy contenta». Termina de resumir su vida profesional con una sonrisa tan natural como sincera.

Le inquirimos sobre las diferencias en el ejercicio de la abogacía en un país y otro, por curiosidad personal más que nada, y la conversación adquiere profundidad, ahora verán por qué: «Fuera, la profesión de abogado es diferente. Se valora más, se les escucha más, sobre todo. Igual pasa con el juego. A los inversores extranjeros hay que explicarles cuál es la situación aquí del sector. Fuera está todo más profesionalizado, los reguladores son más estrictos, pero también más conscientes de que el juego es una vertical más de la economía y crea riqueza, por lo que no les dan tantos palos como aquí, sobre todo a nivel fiscal. Pero el sector español también tiene cosas por las que apostar, si no, no habría inversores. Hay fabricantes magníficos, operadores buenísimos con larguísima experiencia… Es un modelo diferente, pero no menos atractivo. Aquí se vive muy bien, y hay mucho turismo, es otro mercado. Y los abogados, aunque se vean como un coste, un mal necesario, aportan valor, en particular, cuando estamos especializados y podemos dar una visión global de las cosas». Pueden creerse que nunca había pensado en el turismo, quizás porque he tocado muy poco el sector de los casinos; pero lo cierto es que me abrió un mundo de posibilidades sólo el hecho de hacerlo, y me entristeció aún más la escasa visión de muchos políticos. Por otro lado, asímismo observamos que Cristina Romero habla rápido, extraordinariamente rápido, y nunca deja un sujeto sin predicado. Piensa con la misma celeridad, no hay duda.

Y pensar con presteza es indispensable para alguien que, como ella, tiene tantas aptitudes. Competencias las llaman ahora en Secundaria, creo. Por ejemplo: «Estudié música, la carrera de piano, así que me gusta mucho tocar el piano; me encanta el jazz, aunque ahora tengo una profesora argentina y estoy tocando sobre todo tangos [risas]. Hago también yoga para mantenerme serena y equilibrada [más risas]. Pero quizás lo que más me guste sea viajar. Me encanta, y viajo muchísimo por trabajo y por placer». Hablar cinco idiomas seguro que ayuda, claro. «Viajo muchísimo a Latinoamérica por cuestiones de trabajo, sobre todo a México. Por trabajo voy sobre todo, a Estados Unidos, Inglaterra y Austria. Y a Brasil, si al final se legaliza el juego, también viajaré, porque tenemos una delegación oficina allí incluso, que abrimos el año pasado y que se une a nuestra red de despachos especializados en todo el mundo de la que estoy muy orgullosa. Por ocio he ido a Asia, otros países de América Latina… ». Bien, y de todos los continentes -no se lo pregunto, pero intuyo que ha visitado todos-, qué destino elegiría: «México es lo que más me gusta. Tienes de todo, es una auténtica pasada. Habré ido mínimo treinta veces, y lo he recorrido bastante, así que hablo con conocimiento de causa [risas]».

Nos despedimos de Cristina. Nunca te acostarás sin saber nada nuevo, dicen, y la enseñanza de aquel día, una de ellas, fue que pocas cosas en la vida son fruto de la casualidad.

 

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