Los juegos de pelota en la Antigua Grecia

Mucho se ha hablado sobre los Juegos Olímpicos que se desarrollaron en la Antigua Grecia desde el siglo VIII a.C, hasta el IV – V d.C. Pero poco se conoce sobre los juegos de pelota que en aquella época se llevaron a cabo en esta zona de la Europa Oriental y de la que debemos gran parte de nuestra actual cultura.

Las fuentes de las que disponemos no son muy numerosas, pero nos permiten conocer un poco cómo eran estos primitivos juegos de pelota, precursores del balonmano, baloncesto o del rugby moderno. Trataremos de citar las más importantes. Una de las primeras fuentes que conocemos y quizás la más famosa sea la que aparece en el canto 6 de la obra de Homero la Odisea donde Nausícaa, hija del Rey de los feacios, acude a lavar la ropa a las aguas de un río, y después de la comida inicia con sus criadas un juego de pelota que se interrumpe cuando el griterío (debían estar pasándolo muy bien) despierta al náufrago Ulises que dormía tras un matorral.

Platón, en su carta XIII también hace referencia a los juegos de pelota, pidiéndole a Dionisio de Siracusa que saludase a sus compañeros en el juego de pelota. Por otro lado, para el médico Galeno cuyos puntos de vista dominaron la medicina europea durante más de mil años, los juegos de pelota constituían ejercicios físicos muy completos, y destaca la importancia de usarlos en la educación infantil en las escuelas. También añade que son muy útiles para tratar problemas físicos en personas de cualquier edad debido a que se podía adaptar la intensidad del ejercicio. Siguiendo con las fuentes escritas, y ya en el siglo V, tenemos el testimonio de un autor cristiano, Sidonio Apolinar, obispo en la Galia, que comenta en sus epístolas que fue: “el primer abanderado de la pelota, a la cual, como sabes, tengo tanto apego como a un libro”.

Tenemos, por otro lado, documentos iconográficos donde aparecen juegos de pelota en la época clásica. En las pinturas de la tumba de la vía Portuense en Roma, de la segunda mitad del siglo II d.C. aparecen dos mujeres jugando junto con dos hombres. También destacan los mosaicos de la villa siciliana de Piazza Armerina donde unas muchachas juegan con una pelota.

No sabemos a ciencia cierta cómo eran estas pelotas usadas en la antigüedad, pero si sabemos que había diversos tamaños y materiales, desde las que cabían en una mano hasta grandes balones, y desde las más sencillas fabricadas con vejiga de cerdo o buey infladas y recubiertas de piel, hasta otras más complejas fabricadas con tiras de cuero rellenas de pelo, lana o plumas.

En cuanto a las reglas y el tipo de juego que se desarrollaba sabemos bastante poco. Por un lado, hay que destacar que el impacto social, cultural e incluso político que tienen los deportes de pelota hoy en día (pongamos por ejemplo al fútbol que sobrepasa lo meramente deportivo) no era ni mucho menos igual en aquella época, impacto que por otro lado, si tenían los Juegos Olímpicos. Aunque si tenían su importancia recreativa y también educativa, pues el hecho de ser juegos por equipos fomentaban el compañerismo, e incluso eran óptimos en la educación para la guerra, pues no se alejaban en esencia a lo que son los juegos con pelota de hoy en día, donde dos equipos tratan de “conquistarse” el terreno el uno al otro.

Aún así sabemos de diversos tipos gracias al lexicógrafo Pólux. Un tipo de juego llamado apórraxis que consistía en botar la pelota contra el suelo, ganando el que más botes le diera, y que tenía una variante llamada uranía que era igual pero botándola contra la pared (posible origen del frontón). Otro tipo más competitivo es el llamado “juego del cielo” donde se lanza una pelota al aire y luego se compite por ver quién la recoge antes de que caiga. Aquí además sabemos que al perdedor se le llama “burro” y tenía que hacer lo que le mandara el vencedor, llamado “rey”. También conocemos un antecedente del hockey actual donde intervenían caballos realizado por dos jugadores con unas especies de palos en sus manos.

Pero los más importantes son, por un lado, el epískyros donde aparece ya plenamente el juego en equipo. Se desarrollaba así: los jugadores ocupaban un campo probablemente bastante largo, situándose cada equipo en una zona claramente delimitada en su parte anterior y posterior (es decir, como en el voleibol, pero sin red y en un campo mucho más amplio); un jugador del equipo que iniciaba el juego enviaba la pequeña pelota hacia el campo contrario, y los jugadores del equipo contrario debían intentar cogerla cuanto antes (atrapándola al vuelo o bien cuando ya hubiera caído a tierra) y lanzarla a su vez hacia la zona adversaria desde el punto en que la habían recogido, y así sucesivamente hasta que uno de los dos equipos lograba arrojar la pelota más allá de la línea de fondo del conjunto rival.

Por otro lado, el más importante de todos los juegos de pelota era el llamado harpastón o phainínda que conocemos con mayor exactitud gracias al del poeta cómico del siglo IV a.C. Antífanes pero del que no tenemos documentos iconográficos. Sabemos que era un juego de “mostrar” o “engañar” con la pelota, como se hace hoy en día en el baloncesto o el fútbol, pero además, sabemos que incluía llaves de lucha, por lo que pudo ser parecido al rugby moderno, pues la pelota se pasaba entre los compañeros los cuales esquivaban los placajes de los adversarios.

En cuanto a si había algo parecido al fútbol moderno no hay nada escrito al respecto, pero si conocemos un lutroforo esculpido en una estela funeraria ática procedente de El Pireo, de la primera mitad del siglo IV a.C., donde un joven bota la pelota sobre el muslo. Esto no nos quiere decir que estuviera practicando fútbol, pues simplemente puede estar haciendo malabares que era una práctica muy extendida en aquella época y donde se solían usar pelotas.

 

A continuación un vídeo que recoge el harpastón o harpastum llevado a cabo por los romanos y que era una copia del que desarrollaron los griegos, como casi todo en la cultura romana:

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