«La resistencia ante la dinámica del progreso es algo absurdo, porque sólo sirve para retrasar lo inevitable»
Ya hemos contado que la mayoría de las veces sabemos poco o nada del entrevistado. Pero debemos admitir que, además, siempre que es posible, escuchamos las entrevistas pasado un tiempo; es la mejor manera de tener dos primeras impresiones para luego sacar la media. En esas circunstancias reproducimos la charla que mantuvimos con Eduardo Morales el pasado 28 de marzo de este año.
Y, seamos sinceros, si atendemos sólo a su voz, no podemos pensar que Eduardo tiene más de treinta y cinco años. De hecho, casi al principio de la conversación nos dice que lleva «cuarenta y ocho años en el sector, toda una vida», y nosotros entendemos que tiene cuarenta y ocho años y no nos termina de cuadrar con el timbre -y el vocabulario- que está registrado en nuestra grabadora. Entonces recuerdo que, en efecto, cuando hablamos con Eduardo Morales nos dijo que parte de su trabajo consiste en «hacer atractivos los casinos para los millennials», el boom de las apestas deportivas presenciales, o desarrollando desde 1996, nuevos negocios de juego y apuestas online a nivel internacional; y me llamó la atención que de ese trabajo no se encargara alguien más cercano a esa generación. Pero después de escuchar la pista de la entrevista entera cualquier atisbo de duda se disipa inmediatamente. Les explico.
Eduardo Morales siempre ha estado ligado a la industria del ocio desde el punto de vista de la fabricación: «Empecé a trabajar en SEGA por el tema del de casualidad, para lo que el conocimiento del idioma inglés fue crítico». Tenía 22 años y no había jugado ni al futbolín…. Se me olvidaba señalar que Eduardo sabe inglés porque con dieciséis años abandonó su Galicia natal con una beca rumbo a Reino Unido. Volvió con una carrera en Economía, un par de másteres y sabiendo inglés. Hablamos de los años 60, aunque parezca más la historia de alguien nacido en los 90. «SEGA vino a España en el año 68. Aquí no se podían importar máquinas por lo que hubo que fabricarlas aquí. Traían los prototipos de Sega Japón, los copiaban y los fabricaban. Después fabricamos pinballs con el grupo Williams. En el 72 fabricamos para España el primer video, el -ping pong- de Atari donde trabajaba como becario Steve Jobs. En el año 77, cuando se despenalizó el juego, yo estaba ya en asociaciones. De hecho, fui uno de los que redactó la normativa que todavía hoy sigue vigente. Me traje la de Inglaterra. Por ejemplo, el origen de que aquí las máquinas B se llamen “máquinas recreativas con premio” está en Inglaterra, donde las máquinas de los bares se llaman “amusement with prizes” (literalmente, “diversión con premio”) o AWP. Aunque aquí se hizo una derivada muy spanish [risas]». Nos explica entonces el problema que hubo con la introducción de los rodillos en las máquinas españolas, hecho conocido por casi todos; lo que quizás sí es desconocido es que el primer proyector que se utilizó era el mismo que se usaba en un modelo de ascensor de Los Ángeles. Aprovecha Eduardo Morales para comentar la resistencia ante la «dinámica del progreso es algo absurdo, porque sólo sirve para retrasar lo inevitable. Afortunadamente, aquí eso está ya superado y se diseñan unas máquinas magníficas».
Eduardo Morales, pues, estuvo siempre vinculado con la fabricación y desarrollo del producto identificando las nuevas tendencias de consumo que fundamentalmente provocan las nuevas tecnologías que tanto cambian los hábitos de los consumidores. Como es más que extensa la lista de máquinas que se produjeron en sus factorías, nos recomienda consultar su perfil en LinkedIn. Sorprende que una persona de su generación nos recomiendo consultar su página en una red social. Pero es que su trabajo es, y siempre ha sido, ese: «Me dedico a conocer, aprender, comprender y a implementar. Vivo intensamente el día a día del juego en todo el mundo, es fundamental para tener la visión sabe lo que está pasando. Ya no creo producto, creo desarrollo conceptos, operaciones, que cada vez son más importantes». Las tareas de consultoría y desarrollo de negocio, que es lo que se dedica a tiempo completo hoy en día, requieren precisamente eso, estar al día, ser eternamente joven. Más que un trabajo es casi una forma de vida. Con lo que disfruta, se apasiona; Eduardo Morales nos da la razón cuando le preguntamos sobre sus aficiones: «Antes jugaba al fútbol, lo hice cuatro años en Inglaterra, pero lo acabé dejando porque era muy malo y no iba a poder a vivir de eso [risas]. Me encanta leer, muchísimo, sobe todo lo relacionado con la industria, la constante evolución. Cualquier cosa, soy muy analítico, hago análisis de todo lo que leo. Trabajo 24/7 [24 horas, siete días a la semana], la verdad. Lo hice muchos años, pero no juego al golf, no juego al tenis… Me gusta estar con la familia, eso sí, tengo tres chicos mayores, dos chicos más jóvenes. Y viajar por todo el mundo, España, claro. Últimamente por Latino América. Y especialmente, por Inglaterra, que es mi segundo país. Tuve allí una fábrica durante más de veinte años». Y vuelta al trabajo.
Termina diciéndonos que «el gran desafío es conseguir que el consumidor se identifique con el producto, y eso no es algo exclusivo del juego o lleva el producto que quiere como lo quiere el consumidor – el cliente es el rey». Sí lo es, sin embargo, y visto desde fuera, que el producto cambie de formato tan radical década tras década. Y aun así, consiguen que las nuevas generaciones se acerquen al producto, de una forma u otra, pero siempre, gracias al trabajo de personas con experiencia y el espíritu joven. La curiosidad es un don siempre y cuando se le sabe sacar provecho. Como es el caso, claro.