Proyectos Tecnológicos del Sur, Protecsur, es una empresa afincada en Viator, Almería. Nació en 2000 para ofrecer a los operadores una nueva solución a un viejo problema: las averías de las máquinas. Su propuesta es tan sencilla como inteligente: Protecsur garantiza la reparación de las máquinas en un tiempo máximo de 48 horas, aunque a veces es bastante menos.
Conocimos a Fran García, uno de los socios fundadores, hace tres años en el 4 Expo Congreso. Desde el primer momento nos dimos cuenta de que es una persona particular, de esas que no dejan indiferente a nadie. Y tras pasar un día con él y con su hermano Juan podemos afirmar que acertamos de lleno: los hermanos García no decepcionan en absoluto. Su forma de hacer negocios es, digamos, diferente a la de la mayoría. Él lo achaca a la juventud -tiene treinta y seis años-, y lo cierto es que esa frescura se traslada también a su discurso. Habla sin tapujos sobre cualquier tema, y no tiene impedimento en decir lo que piensa en todo momento. Somos conscientes de que las opiniones son precisamente eso, opiniones, pero tienen el valor de abordar cuestiones que no siempre se tratan. Evidentemente ello le ha acarreado no pocos problemas, pero también muchos éxitos. Por ejemplo, los de la propia Protecsur.
Nos recibe el propio Fran García en las oficinas de Viator; allí conocemos a su hermano Juan y a Alfonso Pérez, empleado y amigo que se encarga de tratar directamente con los clientes. Fran nos enseña el taller, cuyo corazón es un banco de trabajo equipado con dos simuladores que les permiten identificar y reparar fallos en todas las máquinas del mercado. Alrededor de la factoría se sitúan los almacenes, donde se pueden encontrar los repuestos clasificados. «Solemos tener de todo, pero si hace falta algo lo buscamos, te lo aseguro». Siempre puede faltar algún cable, pero cuesta creer que no esté allí metido en alguna caja.
A continuación vamos a la oficina, allí nos espera Juan García. Nos sentamos en una mesa y comenzamos a hablar, primero con Fran, aunque su hermano no tarda en intervenir. La entrevista la publicaremos más adelante, pero podemos adelantar que pocas veces hemos aprendido tanto en tan poco tiempo. Nos explican entonces que, además de Protecsur, tienen junto con dos socios más dos salones de juego, uno en Roquetas y otro en El Ejido. Charlamos sobre el panorama del sector, la relación con las diferentes marcas, la competencia… El énfasis Se consideran unos rebeldes que intentan hacer una revolución a su manera. Y, como en todas las revoluciones, siempre hay convulsiones.
Conversamos después con Alfonso Pérez, del Departamento de Recambios, que nos comenta la política de contratación en Protecsur, entre otras cuestiones que también publicaremos más adelante. Lo que queda claro desde el primer momento que entramos en la nave industrial es que el buen ambiente de trabajo es palpable, algo que nos confirma el propio Alfonso. No paran de entrar llamadas que él responde con diligencia, así que le dejamos trabajar y vamos a comer a un restaurante llamado Finca El Recreo -espectacular, dicho sea de paso-, donde sigue la conversación, aún más distendida si cabe. Las palabras que más repiten Fran y Juan es juventud, libertad y revolución. Son conscientes del mérito que entraña levantar de la nada una empresa como Protecsur, del esfuerzo que supone crear una necesidad. Y también saben que su manera de trabajar levanta no pocas ampollas, de ahí que se consideren unos partisanos en un mundo donde el poder está en proceso de concentración. Los números, sin duda, les dan la razón.
Durante el almuerzo (cabe decir que en un sitio espectacular donde todo además de estar buenísimo sorprendía por la originalidad de su sala que era una cueva) cambiamos un poco de tercio y hablamos sobre la paternidad. Fran tiene dos hijos y Juan, uno. Debatimos sobre multitud de cuestiones relacionadas con la paternidad, y les puedo garantizar que el brillo en los ojos de los dos hermanos al hablar de sus hijos es inconfundiblemente sincero. Creo que en la única ocasión que veo a Fran con semblante serio es al tocar el tema de la educación de sus hijos. Y pasamos unas cuantas horas con él.
Vamos a Roquetas para ver uno de los salones de juego de los hermanos García. Allí tenemos la oportunidad de charlar con los camareros y el encargado de seguridad del salón, y con Juanjo Varal, uno de los socios. Todas las entrevistas serán publicadas, claro. El salón, que ya de por sí es, con mucho, el más grande que hemos visitado, está siendo ampliado. Los hermanos García nos muestran orgullosos las máquinas, la zona de apuestas de Luckia, y la cafetería, donde sirven un café extraordinario, por cierto. Nos cuentan cómo han cuidado hasta el más mínimo detalle, el trabajo que hay detrás de semejante local. Por ello sólo tienen dos salones (aunque no descartan abrir un tercero), porque han seguido una política que consiste en pisar siempre sobre firme y no dar saltos al vacío que pueden resultar fatales. El plan es no ampliar el negocio mientras haya margen de mejora. Y, créanme, ellos siempre lo van a encontrar.
Volvemos al punto de partida, Viator, donde nos despedimos de Fran y Juan García. Ha sido un día intenso en el que hemos aprendido valiosas lecciones. Por ejemplo, que hay otra forma de ver y hacer las cosas. O que todo tiene más de un punto de vista, incluso asuntos que dábamos por sentados. Y más cuestiones que nos reservamos. En cualquier caso: vive la resistance!