Alfonso y Alberto Suárez (2ª Parte – Vídeo)

En 2010 la crisis económica arrasó la totalidad del país. No hubo sector que se encontrase a salvo, y la industria del ocio no fue una excepción. Muchos empresarios y empresarias se vieron obligados a reinventarse, a llevar al límite la imaginación para mantenerse a flote. Ese es el caso de Alberto y Alfonso Suárez. Veamos.

[ALBERTO] «Cuando el tipo B funciona, es la estrella. Pero desde 2010 hasta 2012 hubo una criba tremenda. En un año podías tener X máquinas y al siguiente el treinta por ciento de la explotación metida en el taller. Ahora no es que vaya bien, es que se ha estabilizado. Ahora mismo estamos en llano. Lo que está mejorando es el salón». [ALFONSO] «En los 90, además, hubo una crisis de la tipo A. Por ejemplo, cuando yo empecé ya estaban las placas de vídeo. El juego valía como una máquina, unas ciento cincuenta mil pesetas, y notamos que cada vez las placas se quemaban antes, cada vez la gente dejaba de jugar antes, y eso era por la aparición de las videoconsolas. Hubo una crisis tremenda porque, además, la administración nos pedía una documentación para cada máquina similar a la B. Para cambiarlas de sitio teníamos que pagar, por ejemplo. Nosotros encontramos refugio en los hoteles. Pero teníamos el problema de que la temporada en Sierra Nevada dura cinco meses. Tuvimos que buscar hoteles en la costa, y ha sido un trabajo muy laborioso. Tenemos que retirar una explotación de un sitio y montarla en otro. Hay hoteles en los que necesitamos camiones pluma para meter, por ejemplo, una mesa de billar por los balcones. Intentamos buscar zonas turísticas porque nos hemos dado cuenta de que el turismo manda. Estas máquinas funcionan en donde hay mucha afluencia de público, en general centros comerciales. Pero Granada es una ciudad de servicios, y se queda vacía en verano. Por eso trabajamos con hoteles». Un apunte: subir a la sierra desde la ciudad de Granada implica someter al cuerpo a un cambio de presión considerable que puede acarrear problemas serios de salud si se hace con excesiva frecuencia. Granada está a setecientos metros de altura, si el cambio es desde la costa, el efecto es aún mayor. De hecho, Alfonso Suárez reconoce tener problemas de tensión ocular.

[ALFONSO] «Cuando nosotros éramos jóvenes íbamos a los bares, ahora se va al gimnasio. Y a nosotros, que tenemos todas las máquinas en hostelería, nos hace mucho daño. Hubo un tipo de empresario que encontró su refugio en los salones. Nuestro refugio era el Danubio Azul [un conocido pub de Granada que ya no existe]. Además, el jugador en un bar se siente observado. En un salón eso no existe». ¿Se imaginan una Gnomos en la puerta de un gimnasio? Pues piensen en los sobres de cromos que compramos a los niños, porque en esencia, actúan sobre nuestro cerebro de la misma forma que las máquinas. Yo dejo esto aquí.

Pero hablemos de la asociación. Alfonso Suárez es el actual presidente de la asociación sectorial de Granada, APROMAG. ¿Cómo llega al cargo? [ALFONSO] «Siempre he estado en la asociación y he sido el más joven [risas]. Siempre he intentado defender los intereses del tipo A. Cuando ya tuvimos economía para meternos en el tipo B, pues también defendí esos intereses [risas]. Olmo quería jubilarse y yo siempre he tenido muy buena relación con todo el mundo. Claro, dijeron que yo podía ser una buena opción, y en fin… resta mucho tiempo, la de verdad. Pero se consiguen muchas cosas. No están todos los que deberían estar, eso sí. En este sector prima mucho el anonimato. Nosotros intentamos meter a más gente en la asociación, aunque sea para compensar los que se están jubilando. Cada vez hay menos empresas, además. La asociación hace mucho, es un enlace fundamental con la administración local. Y resuelve problemas de todo el mundo, sean asociados o no». Es difícil, pero debemos asumir el bien común como el propio, tener cierta amplitud de miras.  [ALBERTO] «Yo veía injusto que las apuestas sean sólo para salones. Pero es lo que se decidió. Son muchos intereses, y es difícil contentar a todos Por ejemplo, el reglamento de 2005, que es un reglamento fantástico, a nosotros particularmente nos perjudicó. Y eso nos obligó a reinventarnos. Teníamos los niños muy chicos, teníamos que salir adelante [risas]».

Los hermanos Suárez nos van a enseñar una de sus últimas adquisiciones: una máquina de realidad virtual y la curiosidad nos hace abreviar. Le pedimos que nos dejen hacerles unas fotos dentro de su salón y nos contestan: «Claro, pero en la máquina del Space Invaders». A mí ya me han ganado.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies