«El éxito es la mezcla de muchas cosas».
La primera vez que hablamos con Johnny Ortiz fue hace algunos años (pulse aquí para leer la entrevista). Cuatro, concretamente. Ha llovido mucho desde entonces, tanto para nosotros, como para el sector. Y por ello intentamos charlar con él en Torremolinos. Comprobamos que sigue siendo el hombre accesible y agradable con el que hablamos en Madrid en 2015, así que no dudamos ni un instante cuando se nos presenta la oportunidad. Quizás la diferencia, y no es pequeña, es que ahora somos más conscientes de la talla de nuestro interlocutor, aunque por entonces, como ya señalamos, la intuimos desde un primer momento.
Zitro mostró un stand cargado de novedades en el pasado Expo Congreso. Unas máquinas fantásticas que, como poco, llamaron la atención de los asistentes y mostraron que el excelente trabajo desarrollado por la compañía ha dado sus frutos. Sobre ese tema, el éxito de Zitro, comenzamos la conversación: «Estamos muy contentos. Queremos ser un líder global, no el líder global. Ni en mis mejores sueños podía imaginar tanto éxito con la primera máquina de slot. Estamos casi en 40 países, y estamos en los primeros puestos de recaudación».
Para Johnny, los buenos resultados se deben a diferentes motivos: «El éxito es la mezcla de muchas cosas. Pero si yo no tuviera el equipo que tengo no podría donde estoy. Tenemos trescientos ingenieros. Tenemos grafistas que podrían trabajar en Pixar o Disney sin problema, tienen una calidad enorme. Tenemos un estudio de sonido mejor que el de la mayoría de radios de España. Tenemos músicos, programadores… es un conjunto que hace que todo funcione bien. Lo hacemos todo nosotros, incluso el hardware». Una fórmula que mantiene desde hace años y que, sin duda, sigue funcionando. Y de la que siempre se ha mostrado orgulloso. No es para menos. Cuando se cuenta con un equipo humano de ese calibre, lo natural es querer mostrarlo.
De hecho, Johnny Ortiz nos cuenta que «siempre invito a clientes y prensa a que conozcan cómo trabajamos; y siempre me hacen el mismo cuando salen: “No me lo podía imaginar”. La gente sale impresionada, merece la pena la visita». Como decimos, es lógico enseñar con orgullo unas instalaciones de esa magnitud. Lo que no resulta tan frecuente es hablar con el presidente de una empresa del tamaño de Zitro y que hable con el respeto hacia sus trabajadores como lo hace Johnny. Un respeto que sin duda es mutuo. Los trabajadores de Zitro hablan de él -y de Manuela Jiménez- (pulse aquí para leer la entrevista que mantuvimos con ella) con una consideración difícil de fingir.
Sin embargo, no podemos dejar de preguntar por cuestiones más mundanas, pero no por ello menos relevantes: los boquerones victorianos. Es un tema obligado porque, además, se trata de una afición en común: «Ayer empecé a comer. Qué ricos. Y no sé qué pasa, es algo que pasa de padres a hijos [miramos entonces a Bryan Ortiz, que ríe y asiente con la cabeza] (pulse aquí para leer la entrevista que mantuvimos con él). Y como lo hacen aquí, en ningún sitio. Los boquerones se tienen que comer en España. Y como en Andalucía, concretamente en Málaga, en ningún sitio». Estamos total y absolutamente de acuerdo. Y añadimos: qué maravilla hablar tener la oportunidad de charlar sobre estos temas con alguien de la talla de Johnny Ortiz.