El pasado 4 de marzo tuvimos la oportunidad -y el honor- de visitar la sede de Servitronic, una empresa que tanto en Andalucía como fuera de ella no necesita presentación. Con Andrés Soto como cicerone primero, y con su hermano Manuel después, pudimos ver de cerca cómo funciona una de las empresa de servicios relacionados con el recreativo más relevante de nuestra comunidad. Y, francamente, es un gustazo.
Verán, no nos referimos a las instalaciones, que son magníficas, por supuesto, y que también son muy conocidas por todos. Basta recordar la jornada de puertas abiertas que la empresa organiza de manera puntal cada último jueves de noviembre año tras año para comprender a qué nos referimos. Unas jornadas cuya organización se nos antoja aún más meritoria cuando visitamos el almacén en pleno funcionamiento; un almacén que montan y desmontan sólo para hacer sitio a los participantes del evento. Una semana de trabajo, nos comenta Manuel, Lolo.
Tampoco podemos hablar de las personas que componen Servitronic porque ustedes ya los conocen. No se preocupen, si hay algún miembro de la plantilla con el que no han tratado ya lo hemos hecho nosotros y habrá una entrevista para que puedan identificar debidamente los rostros que, sin estar en primera línea, son imprescindibles para que todo funcione.
Así que comentaremos un par de anécdotas, que esperamos sirvan para acompañar la galería de fotos que les ofrecemos. Primero, la historia que se esconde detrás del logo de la empresa, que quizás ignoren. Como habrán podido observar, el búho forma parte de manera recurrente en la decoración de las oficinas. Tan es así que un enorme cuadro donde aparece representada esta ave es lo primero que ve el visitante cuando cruza las puertas de las oficinas. El propio Andrés Soto nos explica el porqué del logotipo: «El búho viene por la mujer de Manolo Gómez Gil [uno de los socios fundadores], simplemente. Los principios son así; luego ya con el tiempo se le saca punta: que si el búho es inteligente…. Pero el comienzo es así de sencillo. Al principio era uno de cerámica al que le hicimos una foto, luego hemos ido modernizando el anagrama. Es así de simple la historia [ríe]». Cierto, no es un suceso antológico. Pero, ¿cuántas personas conocen capaces de reconocer en público algo tan trivial? Como el tema del coche de época que podemos ver junto a las escaleras que dan acceso a la planta superior. El coche funciona, pero es complicado de conducir. El propio Andrés nos reconoce: «Lo saqué a la calle y eso no hay que con lo lleve. Si me lo llego a quedar se hubiese quedado cogiendo polvo en el garaje. Un informático me dijo de ponerlo ahí para decorar y encontró la forma de subirlo. Pero funcionar, funciona perfectamente». Genial.
Y sigamos con otra: le preguntamos al presidente de la compañía a qué se debe la nutrida presencia de Servitronic en las redes sociales, un lugar de la Red donde la mayoría de las empresas del sector rehúyen estar. Él llamó al encargado del tema y nos contó que casi todas las campañas se centran en la tienda on line y que, en efecto, han obtenido resultados. Como es lógico, no se trata de la principal vía de negocio pero, como el propio Andrés Soto señala, «se trata de una bolsa que antes no se tenía». Nos comentan que existe cierto público minorista relacionado en especial con el mundo del arcade (no resulta difícil encontrar en YouTube algún vídeo dedicado a comentar muebles de vídeo y ver el logotipo de la compañía en los costados de algunas máquinas); de hecho, han vendido mesas de aire a Alemania o monederos a una empresa mexicana de parkings. Ventas que, de otro modo, nunca se hubieran efectuado. En la tienda de repuestos y máquinas deportivas, por ejemplo, se exhibe una silla especialmente diseñada para pasar largos ratos frente al ordenador (gaming, que se llaman) y cuyo cliente potencial es el consumidor individual.
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Les ofrecemos, como siempre, una completa galería de fotos de las instalaciones de Servitronic. Y, por supuesto, las entrevistas de aquel día, que se irán publicando en los próximos números de Andalucía y el Juego. Disfruten de las imágenes.
