José Antonio Soriano (y II)

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«España está perdiendo una oportunidad de recaudar con las apuestas deportivas»

Después de conocer la historia de José Antonio Soriano, nos enfrentamos ahora a su opinión sobre el panorama actual. Y resulta cautivadora, sobre todo por dos razones: una, porque es el juicio de una persona que estuvo en primera línea durante ocho años e hizo muy bien las cosas. Y dos, porque no es hombre que se ande con paños calientes, y dice lo que piensa sin intentar agradar a unos y otros.

 Como ya señalamos en la primera parte, el ya ex director general propició una regulación que estuvo a la vanguardia del país. Actualmente, no es así. ¿Por qué? «Es un sector muy dinámico, con una tecnología que evoluciona muchísimo. O tienes una agilidad reguladora que adapte la legislación a la realidad cada año o cada dos años, o en poco tiempo te quedas atrás». Vale, ya sabemos lo que ha pasado, pero ¿es viable cambiar el reglamento cada año? «Sí, pero es innecesario, hay cosas que ya no tienen por qué estar reguladas. Al principio sí, porque era un sector muy joven, pero ya no tiene sentido; quizá habría que dejar algunas cosas más abiertas y evitar tantos corsés».

Pero, y este parón regulador, ¿a qué se debe? Porque bastaba con mantener el ritmo, seguir la inercia: «Es verdad que puede haber una falta de comunicación entre los empresarios y la administración. No es culpa de la dirección general en concreto, es por la administración en general, por el clima político. Puede que sea también por prejuicios… los prejuicios son fruto del desconocimiento. Los empresarios del juego son, con mucho, los más cumplidores. No sabría decirte bien qué pasa, yo sigo el mundo del juego, pero no el día a día como antes, no puedo decirte nada en concreto».

Y ahora viene la parte complicada, porque le pedimos que nos de las claves por las que pasa la recuperación del sector en Andalucía: «Hay que buscar siempre el equilibrio; equilibrio fiscal, lo primero. La fiscalidad tiene que adaptarse a la realidad del negocio, y hoy por hoy no lo está. Por otro lado, hay que buscar también el equilibrio entre los cuatro subsectores [casinos, bingos, salones y máquinas], no se puede perseguir la unanimidad, es imposible. Para mí ese fue un elemento vital de trabajo. Hay que dialogar, explicar las decisiones». Que la presión fiscal es excesiva, y la responsable directa del cierre de negocios y, en consecuencia, de la pérdida de puestos de trabajo, no creo que nadie lo discuta, ni siquiera la propia administración. Le preguntamos por el tema de las apuestas deportivas en nuestra comunidad, y es directo: «Yo no lo regulé porque no lo vi claro. ¿Cómo podía tener competencia sobre una apuesta que no es únicamente entre andaluces? Creo que es algo que compete a un nivel superior, y está siendo un fracaso del Estado español y de la Unión Europea. Se está perdiendo la oportunidad de rentabilizar socialmente mucho dinero. Es un fracaso de España en general, no sólo de Andalucía, que está perdiendo una oportunidad de recaudar con esas apuestas. Es algo complejo, porque además son servidores que ni siquiera están en España». En efecto, son servidores que están fuera de nuestras fronteras, pero también están muy lejos los de las redes sociales, y al gobierno no le ha temblado el pulso a la hora de regular lo que se puede y lo que no se puede decir en las redes. Así que por cuestiones técnicas no creo que sea. «Parece que ahora se están dando cuenta y algo se mueve».

 Aprovechamos para aprender – que al final, es de lo que va esto- un poco más sobre las competencias de las diferentes comunidades autónomas. José Antonio Soriano nos cuenta que él defiende «el Estatuto de Autonomía como el que más, pero quizás la exagerada asimetría entre comunidades sea uno de los fracasos de España como país. Sería necesario hacer una política más similar en determinadas cuestiones, como la fiscalidad. Esto lo digo ahora que ha pasado el tiempo». A decir verdad, no tengo los conocimientos necesarios para opinar sobre ese tema, no al menos como para defender mi postura más allá de una conversación de cafetería. Pero me parece más que lógico lo que comenta José Antonio.

Y así acabamos la conversación. O así termina la grabación, usted ya me entiende. Salimos del edificio con nuevos temas de debate, con nuevas ideas, pero una me preocupa especialmente: siempre he defendido que la igualdad de oportunidades en democracia pasa por tener un punto de partida común, no una meta. Todos podemos hacer lo que nos propongamos; con más o menos esfuerzo, pero cualquier tarea, al fin y al cabo. Sin embargo, tras hablar con José Antonio Soriano, he matizado un poco la idea: la cuestión es si todos llegaríamos a hacerla igual de bien. Y de eso ya no estoy tan seguro.

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