Alfonso José Sánchez Montalbán

«Hoy en día, los salones y los casinos son salas de reunión»

El actual Director de Operaciones y Desarrollo de Nuevos Negocios de Zitro es Alfonso José Sánchez Montalbán, un hombre muy conocido -y querido- en el mundo del azar. Hablamos con él en el Último Fer-Interazar de Madrid. Ha llovido bastante desde entonces (no lo suficiente, y no a gusto de todos), pero aquí está, por fin, su entrevista. Que la disfruten.

Su historia es interesantísima y, en cierto modo, inspiradora. Pero sobre todo es actual; podrían ser los inicios de la carrera de cualquiera de los miles de jóvenes que se han visto obligados a salir de este país. Ojalá todos se vuelvan siendo alfonsos, ojalá todos regresen con los surcos del camino marcados. Pero, sobre todo, ojalá acaben teniendo el mismo éxito, porque se lo merecen.

Alfonso se marcha de Sevilla (aunque nacido en San Lúcar, pasa sus primeros 20 años en la capital andaluza por cuestiones laborales de su padre) a Inglaterra cuando corre el año 1974. Allí vive hasta 1978. En esos cuatro años aprende inglés y tiene su primer contacto con el juego en dos empresas inglesas: Mecca Ltd. y Joe Coral. Sin embargo, vuelve para trabajar como crupier en el Casino de Puerto Banús. Ya en 1981, se traslada a Madrid: va a convertirse en Jefe de Mesa del Casino Gran Madrid durante los próximos 24 años. Aunque conociéndolo (no se imaginan lo que da de sí una pista de audio de 17 minutos y pico), tengo la impresión de que no sabía que sería durante tanto tiempo.

 En 2006 ficha por Metronia, donde trabaja durante los siguientes cinco años. En 2011 comienza su andadura en Zitro, de la mano de Johnny Ortiz (pulse aquí para leer la entrevista que tuvimos con él en la Fer 2015). Y, aunque, en 2013 y 2014 trabaja para la compañía del Casino Gran Madrid, regresa a Zitro, donde ejerce su actividad profesional actualmente. Afirma que tiene un conocimiento amplio del sector y que «trabaja con el mejor». Una cosa es innegable: le gusta su trabajo y se siente satisfecho con la empresa para la que trabaja. Y, qué duda cabe, eso ayuda a desempeñar mejor cualquier tarea. No todo es la preparación, que por supuesto, la tiene: «Hablo inglés fluido, y eso me ayuda a viajar, que me encanta. Vivo con la maleta hecha; si me dicen que mañana tengo ir a la India, voy sin problemas. He estado ya en 33 países diferentes. Moverse a menudo ayuda, además, a tener una red de contactos en medio mundo. Bueno, eso, y que hablo idiomas, claro».

Alfonso piensa que el futuro del sector pasa por lo digital: «Antes ibas a la sala de espera del médico y todos estaban leyendo el periódico; ahora es raro si ves alguno. Todos están con su tablet o su smartphone. Zitro ha desarrollado unas aplicaciones que te permiten jugar y entrenerte». Entonces nos enseña uno de esos juegos en su teléfono, no sin cierto orgullo. «Mira, acabo de ganar 2 500 créditos [risas]».

Con todo, sigue hablando del juego presencial: «Hoy en día, los salones y los casinos son salas de reunión. Tiene mucha importancia la parte social. Poner cuatro máquinas y que el cliente venga a gastar no es productivo, debes hacer que el cliente esté cómodo, y darle un trato que sólo un profesional sabe dar». En el fondo, con los juegos online se busca también la socialización compartiendo, por ejemplo, las puntuaciones en Facebook. En esencia no hemos cambiado tanto, sólo que ahora vivimos a través de una pantalla de cinco o seis pulgadas.

 Le preguntamos sobre Andalucía y los andaluces: «Qué te voy a decir, si mi madre es de Chipiona y mi padre de Triana [risas]. Claro que existen los tópicos, pero se superan en cuanto trabajas junto a un andaluz». Sobre el panorama del sector en Andalucía, para él es obvio «que la legislación es obsoleta y demasiado restrictiva. Hay que tener en cuenta que una empresa de juego es una empresa más, que tiene unas necesidades. La legislación debe ayudar a resolver esas necesidades, garantizando que las normas se cumplan. No puedes, por ejemplo, hacer una laboratorio de I+D y que luego el resultado no te sirva para nada porque la legislación sólo permite lo que ya hay». Bueno, la pelota está en el tejado de la administración. A ver.

Termina contándonos una anécdota maravillosa: «Un día, trabajando en el casino vi a un señor dando saltos de alegría. El hombre nos contó que vino a Madrid a entregar su camión, se lo habían embargado. Antes de ir, paró a echar una partida y ganó el bote -él dice jackpot- que había de 32 millones de pesetas (192 000 euros). Pagó la deuda, se quedó con el camión y le sobró». Creo que ya lo he apuntado otras veces, pero deberían hacer una asociación de personas que se han divertido jugando. Aunque, pensándolo bien, no tendría ningún tipo de cobertura mediática. Total, para qué, si eso no vende.

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