«He sido testigo de la evolución, sobre todo a nivel tecnológico»
Andalucía y el Juego se desplazó hasta Valencia para asistir al Expojoc del presente año 2015. Celebrado en la Feria de Valencia, se trata de una de las citas importantes en el panorama nacional del juego.
En esencia, repite el esquema de stands, fabricantes y expositores; claro que el tema tampoco da para mucho más. Pero cada evento tiene su idiosincrasia, claro, y el Expojoc no puede ser menos. Es difícil (y odioso) comparar con otros congresos, así que dejaremos ese ejercicio a otros. Sobre todo a los que viven de la polémica.
Hablamos con José Ignacio Ferrer, director de la feria; rodeados de máquinas de juego, sentados en el stand de Codere -si no recuerdo mal-, decidimos comenzar la charla preguntando al organizador del Expojoc, que además es hijo del fundador de la revista Sector del Juego, que qué le parece el mundo del azar. Uno de los momentos de lucidez que tiene uno, de esos en los que no sabes si levantarte a mirar si, en efecto, has puesto un huevo, o has abusado del pan de amapola en el desayuno. El caso es que nos contesta, sonriendo: «La opinión es muy positiva porque desde pequeño de una forma u otra he estado en contacto. Sí que he sido testigo de la evolución, sobre todo tecnológica. De todas formas yo estudié Psicología, pero he colaborado con mi padre. Trabajaba en una fundación de orientación e inserción laboral, pero siempre me ha gustado escribir; el sector me atraía, así que empecé a trabajar con mi padre».
A sus 40 años, sus aportaciones a lo que su padre ya tiene construido deben ser interesantes, así que queremos saber cuál ha sido su granito de arena: «Tengo un par de iniciativas. Primero la creación de la página web, y después la celebración del Expojoc. De todas formas, la forma de trabajar es la misma. De quien más he aprendido ha sido de mi padre, por supuesto. Yo sólo he puesto en práctica un par de ideas». Esto nos sirve para extraer una buena enseñanza: la juventud debe transformar, aportar, nunca destruir. Qué duda cabe que los tiempos cambian, y hay que adaptarse, pero la experiencia es un grado esencial. Los edificios sólo deben derribarse cuando estén en ruinas.
En un plano más personal, José Ignacio nos cuenta que es valenciano de nacimiento, y aficionado al deporte: «Soy aspirante a triatleta cuando pueda [risas]. Me gusta correr y nadar. A ver si me pongo con la bici. Corro ocho kilómetros diarios y unos quince los fines de semana». Ah, y es aficionado confeso del Levante. Que no se nos olvide.
Sobre el mundo de la cultura, ese que tanto nos gusta y que tanto dice de una persona, comienza hablando de música: «Me gusta mucho Antonio Vega. En inglés, ahora escucho mucho Coldplay, antes me gustaba mucho U2. Me gusta mucho el jazz. Muchísimo». Coincidimos en gran medida en cuestiones musicales, aunque es posible que se trate de una cuestión generacional. Por eso vamos al cine: «Cine clásico, sobre todo. Los Sobornados, Centauros en el Desierto, Vértigo… Hace poco disfruté mucho Camino a la Perdición. Soy muy selectivo con el tema de las películas». ¿Ven? Esto ya es otra cosa. Empezamos a hacernos a la idea de cómo es José Ignacio.
Lo que más (nos) sorprenden son sus gustos literarios: «En su momento me gustó mucho Eduardo Mendoza, pero ahora estoy leyendo mucho a Jonathan Franzen y John Irving. También disfruto con Juan Marsé». Son autores inteligentes, sin duda, para un público concreto. Sobre todo Marsé y Mendoza que son, con sinceridad, los que más conozco; pero fíjense que a estas alturas de la conversación (siete minutos, no se crean), hubiera apostado a que hablaría de novela negra.
Por último, se decanta por la montaña para pasar las vacaciones, algo difícil de entender viniendo de un valenciano: «Odio tomar el sol». Rotundo e incontestable. Y así terminamos las conversación, no sin cierta prisa porque empiezan las conferencias; como buen anfitrión, no puede llegar tarde al evento.
